Primer tiempo del 2016

Finalizadas las elecciones regionales, ya mismo empieza la carrera hacia el 2016

Por la fragmentación de nuestro sistema político, la importancia electoral de Lima y la cercanía de los comicios nacionales, era evidente que las elecciones del 5 de octubre representaban un primer tiempo del 2016. Y así parece que será. En primer lugar, al margen de adhesiones y rechazos, el abrumador triunfo de Luis Castañeda facilita las cosas a Keiko Fujimori y Alan García.

La polarización que se desarrolló contra Castañeda, el frustrado intento de tacha y la oposición de Keiko y Alan a la leguleyada electoral, generaron la sensación de que ambos estaban cómodos con el candidato solidario. Ni el fujimorismo ni el aprismo atacaron a Castañeda y, muy por el contrario, los sectores que trataron de demoler a Solidaridad son los mismos grupos que intentarán pulverizar a los candidatos naranja y de la estrella. Sobre ese lienzo político Keiko absorbe los pobres resultados del fujimorismo en Lima y García afronta el surgimiento de Enrique Cornejo como un político con voz propia en el Apra.

Los mismos resultados que sancionan la victoria de Castañeda, juegan a favor de Keiko y Alan, lanzan humo negro sobre la geografía de la centro izquierda que se alineó detrás de la candidatura de Susana Villarán. La emergencia de la estrella aprista y el relegamiento de Susana al tercer lugar la saca de la carrera presidencial.  De una u otra manera, Palacio y la pareja presidencial, el propio Perú Posible y los villaranistas, apenas conocidos los resultados, empezaron la búsqueda del candidato presidencial que les permita un lugar decoroso y una bancada parlamentaria aceptable. A menos que la desesperación juegue sus cartas, es muy difícil considerar seriamente la candidatura de Alejandro Toledo habida cuenta de las cicatrices que le ha dejado Ecoteva.

De otro lado, los mismos resultados han dejado absolutamente desguarnecidos a fuerzas como el PPC y AP y otros. Los pepecistas parecen sonámbulos que evocan sus glorias pasadas en la capital y a quienes solo les resta reactivar la perpetua candidatura de Lourdes Flores si es que pretenden patear pelota en el 2016.

En cuanto a la amenaza de los colectivismos radicales y extremismos que apuntan contra el sistema democrático y la economía de mercado, solo el triunfo de Gregorio Santos en Cajamarca, con el 49% de los sufragios, se convierte en un puñal contra la reactivación de la economía. La minería parece condenada en esa región. En Puno y Moquegua el radicalismo no avanzó hasta la victoria, de modo que parece muy improbable que este sector pueda gestar una alternativa propia para el 2016. En todo caso, es una pregunta  que debe estar en la agenda.

En resumen, los resultados electorales de Lima y provincias nos señalan que la carrera hacia el 2016 ya empezó  y, al margen de voluntades y tirrias, es evidente que Keiko y Alan ya están en el partidos. Desde ahora ambos candidatos comenzaran a organizar sus fuerzas y a delinear sus estrategias con más nitidez. Hay espacio para un PPK y una posible Lourdes resucitada. Quizá también para un animador del colectivismo radical. Pero es evidente que el fujimorismo y el aprismo comienzan a hacer calistenia y se miran fijamente.

Por Víctor Andrés Ponce