LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Por qué los comunistas peruanos pretenden destruir los mercados?
A diferencia de chinos, vietnamitas y otras corrientes colectivistas
Luego del triunfo de las izquierdas en Chile y después de cinco meses de gestión de Pedro Castillo y, a la luz de las experiencias bolivarianas en la región, emerge una pregunta de enorme importancia: ¿por qué los comunistas latinoamericanos pretenden destruir los mercados, a diferencia de los comunistas chinos y vietnamitas? ¿Por qué los comunistas peruanos, con sus oposiciones a la inversión privada, comienzan a convertirse en la principal fuente de pobreza?
Interrogantes cruciales, sobre todo si consideramos que en China y en Vietnam se desarrolla un capitalismo de Estado, sin libertades ni contrapesos políticos, en donde el trabajador que incumple su contrato es castigado por la autoridad estatal. No obstante que no existen libertades, en los dos países asiáticos, el Estado –al igual que en Estados Unidos, donde sí hay democracia– protege a las empresas, a los empresarios, porque los considera como las principales fuentes de inversión, innovación, generación de empleo y reducción de pobreza.
Una primera respuesta para analizar a los comunistas y chavistas latinoamericanos podría ser que estos sectores siguen cultivando la rigidez ideológica de los marxismos del siglo XX. Puede que sea una parte de la verdad. Sin embargo, no es suficiente para explicar por qué buscan aumentar la pobreza a cualquier costo.
Planteadas las cosas, así una respuesta más aproximada a la realidad podría ser que los comunistas peruanos y latinoamericanos buscan destruir los mercados, aumentar la pobreza y destruir a las clases medias, porque es la única manera de centralizar el poder, de desatar procesos totalitarios a través de las asambleas constituyentes.
Si se aumenta la pobreza y se destruyen las clases medias, entonces, la descripción leninista de la llamada “crisis en las alturas y crisis de los de abajo” funciona a la perfección. Se busca que Latinoamérica y el Perú se sumerjan en una perpetua crisis institucional y política que determine –según la receta leninista– que “los de arriba no puedan seguir gobernando como antes y que los de abajo no acepten la situación de siempre”.
Crisis institucional, crisis política y económica, aumento de pobreza y destrucción de las clases medias, entonces, es la fórmula perfecta para cuestionar el modelo neoliberal y proponer una república plurinacional y con equidad de género. Lo estremecedor es la naturaleza totalitaria de esta estrategia. Los hombres, mujeres y niños que engrosarán las filas de pobres debido a la estrategia comunista se parecen a los seres humanos del gulag estalinista o el campo de concentración nazi. Si bien los pobres no mueren, todos ellos representan una masa de maniobra, un resultado inevitable en el desarrollo de la estrategia de poder.
Las muertes por hambre en Venezuela describen el costo inevitable de cualquier proceso revolucionario.La estrategia comunista en el Perú y en la región aterra por su frivolidad frente a los hombres de carne y hueso, especialmente de los niños.
En cualquier caso la oposición debe entender en dónde se focaliza la estrategia colectivista para forzar una constituyente en el 2022.
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