LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Paradoja democrática
¿Por qué la mayoría del electorado es hoy conservadora?
Todas las encuestas de opinión señalan que existe un alto desencanto con la política, las instituciones y el espacio público en general. Sin embargo esos mismos sondeos registran que la mayoría del electorado se inclina por los candidatos del llamado elenco estable (Keiko Fujimori, PPK y Alan García), exceptuando la reciente aparición de César Acuña. De alguna manera, semejante contradicción entre el desencanto y la preponderancia de los protagonistas de los últimos 25 años representa una paradoja: Totalmente desencantados, pero continúa la apuesta por lo malo conocido.
En una relación lógica el desencanto debería permitir la irrupción de la novedad y, dependiendo de la hondura de la desaprobación, del eventual outsider. Sin embargo a 5 meses de las elecciones no existe un escenario parecido. En este portal ya lo hemos sostenido: la elección de Ollanta Humala el 2011, como la expresión de la quintaesencia del anti voto y del actual desastre del nacionalismo, han inclinado a las mayorías del país hacia el voto conservador. Es decir, a conservar los logros económicos y sociales del último cuarto de siglo.
La gente puede estar desencantada de la política y de los políticos, pero ahora sabe que no puede arriesgar. Ya lo hizo una vez y el vacío se dibujó en el presente. Lo sorprendente de esta forma de racionalidad popular, de pragmatismo electoral, es que representa una tendencia abiertamente confrontada con el espacio oficial, donde los líderes de opinión, intelectuales, y medios suelen subrayar y acrecentar las corrientes pesimistas.
Los impulsos del electorado peruano ahora parecen ser radicalmente diferentes a los que se presentaban en elecciones pasadas. En los comicios de 1990 el electorado apostó por “el cambio”, por la liquidación del “establishment”, y el aprendizaje fue largo y todavía no termina. En el 2011 los votantes apostaron por la novedad, por el anti voto, y la pedagogía seguramente será larga y tortuosa.
Si bien es cierto que las predicciones en política son asunto de teologías, porque los desenlaces dependen de la voluntad y la estrategia de los actores, el tiempo y los hechos nos señalarán si estamos ante una tendencia que revela movimientos tectónicos al interior de la sociedad.
Al respecto es necesario volver a señalar el porqué el electorado nacional hoy podría tener un apellido netamente conservador. La izquierda y algunos intelectuales han ninguneado de manera increíble el crecimiento económico y los efectos económicos y sociales de este proceso. Semejante postura solo se puede entender por un extremado apego a la ideología y un tremendo desapego a la realidad.
Hoy en el Perú solo un quinto de la población está en pobreza y, desde la fundación republicana, nunca habíamos desarrollado tanta inclusión social. Hoy los 30 millones de peruanos tienen voto y pueden acceder a la propiedad. Nunca tuvimos una experiencia republicana con semejante extensión y difusión de derechos. Bueno, en algún momento del gobierno de Humala la gente sintió que tales círculos virtuosos podían cancelarse. Quizá allí se configuró el actual escenario electoral.
Las elecciones comienzan a ser aburridas y demasiado predecibles para algunos. Aunque parezca mentira, esa atmósfera es la que caracteriza a los comicios de las democracias longevas –con sistemas de partidos estables- donde los electores votan sin pensar en que el adversario representa una especie de fin del mundo.
Por: Víctor Andrés Ponce
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