LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¡No se vacó a Pedro Castillo! Pero sí a la presidente del Congreso
Sorprendentemente Castillo se fortalece por infantilismo opositor
La censura de la presidente del Congreso, Lady Camones, por un audio sin mayor significación, sorprendentemente ha fortalecido al Gobierno de Pedro Castillo, que tenía problemas para respirar de manera natural, y ha debilitado en extremo a la oposición. A tal extremo se debilita la oposición que la idea de que se vayan a todos pasa a ser un reclamo histórico y justificado.
La oposición política al gobierno colectivista y comunista de Pedro Castillo comienza a ser una parodia que el Perú no se merece en medio de la tragedia, el desgobierno nacional, el frenazo económico y la tendencia general a la anarquía. La censura de Camones no solo fortalece a un Gobierno que apenas respiraba, sino que abre la posibilidad de que las izquierdas, los colectivismos y los comunistas, tomen la conducción de la mesa directiva del Legislativo. ¿Por qué? Porque hoy la oposición está más dividida, más enconada, que antes de la elección de Camones.
Claro que existe la posibilidad de que se elija un presidente del Legislativo con más personalidad y con capacidad de liderar una transición política. Es una posibilidad, pero frente a un Ejecutivo agonizante, frente a la desesperación de los estrategas cubanos y bolivarianos, no se juega con posibilidades. La defensa de la República ante la amenaza bolivariana no es una rifa, no es una tómbola. Se hace con los medios que hay, con los votos que se tiene o si quieren con simples matemáticas.
De una u otra manera la oposición comienza a reproducir los yerros de la oposición venezolana antes de que Hugo Chávez quebrara la resistencia democrática y tomara definitivamente el poder. La polarización en Venezuela era tan cruenta y el objetivo de derrocar a Chavéz se convertía en tal desesperación que la oposición no solo alentó un golpe –que fracasó– sino que ya no pudo ver más allá del blanco y negro. Y, entonces, surgieron “los principistas”, “los consecuentes” y “los radicales”, que dividieron a la oposición entre consecuentes y no consecuentes.
Al final los radicales y principistas le hicieron el trabajo a los cubanos: lograron dividir a la oposición y se escenificó la actual tragedia venezolana.
Cuando vemos la conducta de los políticos principistas de la oposición queda en evidencia que el trabajo de destrucción del sistema político desarrollado por la pasada administración Vizcarra y los progresistas ha sido muy efectivo. En este contexto, para salvar a la política y el sistema republicano solo resta relanzar los viejos partidos del siglo pasado, porque luego de un año del desgobierno de Castillo, no hay nada nuevo bajo el sol.
COMENTARIOS