LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Más confinamiento ciego y destrucción de la economía
Sin estrategia, Ejecutivo persiste en el error por 15 días más
En la administración Sagasti cunde la desesperación frente a la ausencia de una estrategia para contener la pandemia, más allá de la vacuna que llegará en tiempos demasiado largos y frente a la explosión de las infecciones. Es la misma estrategia de la administración Vizcarra, que causó una de las letalidades más altas por millón de habitantes en el mundo, devastó la economía nacional y quebró al Estado con un déficit de cerca del 10% del PBI.
En otras palabras, es la misma desesperación que destruyó el avance republicano de las últimas décadas. Estas duras reflexiones se hacen porque no se quiere seguir con el mismo libreto destructivo. Finalmente, nadie quiere el fracaso general del Gobierno porque sería más sufrimiento para nuestro pueblo, sobre todo para los más pobres.
El Ejecutivo no tiene estrategia porque nunca se lo propuso. Desde la administración Vizcarra, la gestión de Pilar Mazetti solo tenía un objetivo: la vacuna. Nada más. Sin embargo, ni siquiera en los contratos para las vacunas el Estado tuvo eficiencia.
No podemos desconocer que en la administración Sagasti existe otro humor y otras circunstancias. La administración Vizcarra dejó un país quebrado y malgastó el tiempo de la pandemia en el 2020: no se equipó el sistema hospitalario, no se compraron unidades de cuidados intensivos ni se afirmó una estrategia de pruebas moleculares masivas. Tampoco se garantizaron los contratos para la compra de vacunas. Todo se redujo a estrategia de información o desinformación.
En ese contexto actúa la administración Sagasti. El margen de maniobra para el Ejecutivo es estrecho, pero la convocatoria al sector privado y las gestiones para firmar contratos para adquirir lotes de vacunas señalan cambios y diferentes intenciones. Sin embargo, continúa la misma política sanitaria, reducida solo a la esperanza de la vacuna que llegará muy tarde a nuestro golpeado país.
Necesitamos una estrategia masiva de pruebas moleculares. De ninguna manera debemos renunciar a aislar a los contagiados, sus contactos y posibles conexiones, mediante sistemas de geolocalización. No se puede renunciar a esa estrategia y aceptar una masacre que desataría la temida inmunidad de rebaño. Pero algo así solo puede suceder reforzando la atención primaria del sector salud y aplicando el enfoque comunitario, mediante el cual el Estado debe aliarse con la sociedad, con las organizaciones sociales, con las iglesias, con el empresariado nacional, para detectar y aislar el virus antes de que llegue a los hospitales colapsados. Una estrategia de este tipo requiere la convocatoria de todos los peruanos, de todos los sectores. Se necesita algo de unidad nacional.
De lo contrario, llegará finales de febrero y la desesperación de la administración Sagasti llevará a ampliar nuevamente la cuarentena. Y algo así destruirá al país, elevará la mortalidad y acabará con las últimas fortalezas de las economías. Y, en ese contexto, surgirán las teorías conspirativas que señalan que tanta ineficiencia fue adrede para postergar las elecciones y permitir que un sector minoritario permanezca en el poder.
No debemos llegar a un apocalipsis en el que la pandemia, el aumento de la letalidad, la recesión y el aumento de la pobreza se combinen con una nueva crisis de gobernabilidad. No habrá ningún ganador, solo perdedores y un país devastado por la frivolidad incomprensible de algunos.
Reaccionemos, por favor. Señor Presidente, reconozca que debe convocar a quienes saben, a quienes conocen de pandemias y crecimiento económico, por favor. Hágalo y deje huella en este terrible momento.
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