LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Lescano y Mendoza con las banderas del antisistema
Caso Vizcarra afectará principalmente a Forsyth y Guzmán
El escándalo de las vacunas que protagoniza el ex presidente Vizcarra y su entorno más cercano, sin lugar a dudas, revela que el Estado peruano había sido expropiado por “sectores privados” para servir a intereses subalternos. Sin embargo, al margen del futuro del ex jefe de Estado, hoy abandonado por todos los sectores que lo respaldaban, es evidente que estos hechos representarán una bomba nuclear en el desarrollo de la campaña electoral.
Más allá de cualquier adhesión o rechazo, el ex presidente Vizcarra tenía un gran respaldo ciudadano luego del referendo que bastardeó nuestro texto constitucional (prohibición de reelección parlamentaria, negativa al Senado y prohibición de contratar publicidad privada en medios) y después del cierre inconstitucional del Congreso. A pesar de los fracasos y yerros monumentales durante la pandemia en el 2020, el ex mandatario seguía contando con cierto apoyo popular. Semejante situación alentaba y fortalecía las candidaturas oficialistas de George Forsyth y Julio Guzmán. De alguna manera, mientras el ex jefe de Estado era fuerte ellos también eran fuertes.
Después del escándalo de las vacunas, ha culminado el ciclo Vizcarra, más allá de que en política nunca haya fallecidos ni eliminados. Pero es evidente que algo se ha quebrado entre la gente y Vizcarra, sobre todo considerando que tuvimos la letalidad más alta del mundo por millón de habitantes, y que se prometieron miles de camas UCI y vacunas por millones. No hubo nada, pero el ex jefe de Estado se inmunizó con sus allegados.
No es exagerado entonces sostener que Forsyth y Guzmán empezarán un declive hasta minimizarse, sobre todo porque no tienen méritos propios para la política. Es decir, no tienen nada que los haga parecer buenos candidatos. En este contexto, el espacio electoral comienza a reorganizarse aceleradamente y las figuras de Yonhy Lescano y Verónika Mendoza comienzan a aparecer como los representantes de la izquierda y el llamado espacio progresista. Es más, el mensaje fuerte en contra de la inversión privada y la demanda de una nueva constituyente, en el acto, los ubica como claros candidatos antisistema.
Todos los demás postulantes con ciertas posibilidades, al parecer, vienen por una orilla diferente y se esfuerzan por desmarcarse de cualquier vinculación con el antisistema, más allá del populismo histriónico de algunos. Pero este último sector de candidatos ha empezado a forcejear alrededor de quién representa la oposición más clara frente al desastre de la administración Vizcarra.
¿A qué vamos? El escándalo de las vacunas suma de tal manera varias bombas nucleares sobre la política que el perfil opositor ante el pasado gobierno de Vizcarra, comenzará a ser un elemento que podría definir el curso electoral. Y si las cosas fuesen así Forsyth y Guzmán no tienen mucho que hacer. Y, en el caso de los candidatos antisistema, para Lescano y Mendoza desmarcarse de la pasada administración se vuelve un asunto complicado porque hubo demasiadas defensas y compromisos. Demasiadas.
De alguna manera, entonces, las elecciones en curso definirán la representación de la oposición que nunca tuvo la administración Vizcarra.
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