LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Las ortodoxias comunistas de Palacio
Las tensiones entre maoístas y procubanos
A medida que avanza el calendario, la estrategia de algunos sectores que pretendía separar a Pedro Castillo de Vladimir Cerrón parece difuminarse. Sin embargo, otros señalan que la presencia de Pedro Francke en Economía, la posible continuidad de Julio Velarde en el BCR y la renuncia de Héctor Béjar y el nombramiento de Oscar Maurtua en la Cancillería, revelarían que Castillo comienza a desplazarse hacia el centro y se distanciaría de la influencia de Perú Libre y de Vladimir Cerrón.
No obstante, existen otro tipo de interpretaciones posibles si consideramos la naturaleza de las corrientes comunistas dentro del Ejecutivo. A estas alturas es un dato de la realidad la influencia del Movimiento de la Amnistía por los Derechos Fundamentales (Movadef), de tradición maoísta; y también de Perú Libre y de Cerrón, de tradición procubana. ¿Qué significa que dos de las corrientes comunistas más ortodoxas del planeta hoy se instalen en Palacio de Gobierno? Los maoístas señalarían que entre ambas corrientes existe unidad y lucha. Unidad en la convocatoria de “una asamblea constituyente plurinacional y con equidad de género”, y lucha y diferencias en la construcción del partido comunista y el nuevo poder popular alternativo al sistema republicano.
Por ejemplo, el Ejecutivo ha reconocido como sindicato magisterial a la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación del Perú (Fenate), de orientación maoísta y vinculado al Movadef. Este sindicato es un esfuerzo propio de Castillo, de sus épocas de dirigente sindical. Sin embargo, el reconocimiento del Fenate inicia una guerra abierta con la corriente comunista de Patria Roja, más vinculada al eje bolivariano de Cuba y Venezuela. ¿Cómo se entiende esta declaratoria de guerra en las izquierdas?
De otro lado, para las tradiciones maoístas del Movadef la política internacional bolivariana y procubana del renunciado Béjar era importante, pero no era un asunto de vida o muerte. Finalmente, el Movadef considera que el comunismo procubano, el eje bolivariano, representa formas de “revisionismo pequeño burgués” contrarias a la ortodoxia del marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo.
Estas reducciones ideológicas, que parecen absurdas a los defensores del sistema republicano y la libertad, son extremadamente importantes en las corrientes comunistas.
¿Qué pretendemos señalar? Que no se puede analizar el gobierno de Castillo considerando solamente las presiones o audacias de Cerrón. La tradición maoísta del Movadef es una permanente planificación de objetivos de mediano y largo plazo, y se caracteriza por su falta de voluntad de negociar, excepto en los aspectos que no bloquean la construcción del partido y del nuevo poder (por ejemplo, la política internacional).
Si las cosas fuesen así, todo indicarīa que Castillo está más cerca del maoísmo que de la influencia de Cerrón. Si bien en el Ejecutivo existe la decisión de mantener la unidad de las dos corrientes comunistas, la lucha entre ambas líneas será cada vez más evidente. Por ejemplo, los permanentes viajes de Evo Morales –al margen de la vestimenta del Castillo de los primeros días en el poder– tendría que ver con la falta de coherencia táctica del nuevo proyecto comunista en el Perú.
Algo sucede entonces en el gobierno comunista de Pedro Castillo. No se trata solamente de que la influencia cubana se haya debilitado por la grave crisis en la isla de los barbados, sino que la naturaleza de las corrientes comunistas de la administración Castillo nos indica que existe un actor totalitario que pretende devorarse a todos los demás. Y en ese camino, puede dar más de un paso atrás para luego dar varios hacia adelante.
COMENTARIOS