LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Las encrucijadas de García
Los problemas que enfrenta el líder aprista
Tomo prestado una sentencia de Jorge Morelli para definir la situación de actual de Alan García en las encuestas: “Es el último de su especie”. Morelli se refería a los políticos que, en el siglo XX, llenaban plazas y enardecían a las multitudes. Desde Víctor Raúl Haya la Torre, pasando por Fernando Belaunde, hasta llegar a García. Detrás de ese político había una sólida formación intelectual (más allá de las maestrías especializadas de hoy) que se expresaba en un lenguaje y una comunicación vigorosos. Según algunas interpretaciones ese tipo de liderazgo no va más con la explosión de las redes sociales y una población electoral mayoritariamente joven. Quizá exista algo de verdad en esta aproximación, aunque vale la prudencia. No vale confundir los deseos con una realidad que todavía no se escribe.
Sin embargo el evidente estancamiento de García, como siempre, solo tiene una explicación política: el candidato aprista durante todo enero, excepto la última semana, parecía un estadista, un ex jefe de estado, antes que un candidato. El García presidente se imponía sobre el García candidato. Basta recordar que en el 2001 y el 2006 el líder aprista remontó en las encuestas porque entraba al choque frontal con sus adversarios. Semejante estrategia le permitía que el elector comparara entre él y sus rivales. Ahora recién comienza a hacerlo cuando parece estancado y sin posibilidades de crecer.
García tiene un problema de credibilidad porque ha sufrido una contra campaña sistemática en los últimos 5 años. La mayoría de observadores consideraba que el aprista iba a remontar esta adversidad con la única herramienta con la que contaba: la política. Es decir, iba a buscar que el elector comparara entre él y los otros para decidir quién era el mejor adversario para Keiko Fujimori en la segunda vuelta. Sin embargo García en enero se alejó de la política y permitió que emergiera la novedad.
El líder aprista siempre ganó desarrollando campañas por la derecha y demonizando a la izquierda. Con esa lógica le ganó a Barrantes en los ochenta y a Humala en el 2006. Hoy sigue remando hacia la derecha, pero no tiene izquierda ni enemigos que estremezcan, que dramaticen la campaña. Cualquiera diría que ahora Keiko no desencadena el antifujimorismo cerril ayer como para encumbrar al rival más eficiente, cualquiera también diría que ni Guzmán ni Acuña causan los pánicos del 2011 como para convertir al líder aprista en el mal menor de estas elecciones.
¿Todo eso significa que García ya fue como dicen sus enemigos? De ninguna manera. Una posición de ese tipo sería hacer magia y hacerse de la vista ante gorda ante el evidente hecho de Datum juega con el margen de error en contra del líder aprista.
Cuando formulamos este tipo de preguntas siempre vale recordar algo: los periodistas y los analistas solo comentan los hechos políticos, pero de allí presumir que sabemos cuál es la naturaleza de la política es pura soberbia. Nadie predijo que sumarse al anti fujimorismo y al anti aprismo en los últimos 5 años se iba a generar este escenario de alta volatilidad electoral, nadie predijo el encumbramiento de un candidato tan indescifrable como Acuña ni tan delgado como Guzmán, y nadie tampoco puede predecir si el García presidente cederá al García candidato, capaz de inventar enemigos y remar contra la corriente.
Cuando falta algo de 60 días para las elecciones, como siempre, todo depende de la política y veremos dijo el ciego.
Por Víctor Andrés Ponce
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