LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La libertad de prensa con enormes interrogantes
El peligro de aplicar una de las recetas del manual
El miércoles por la noche, el popular y polémico programa Beto a saber, que se transmite por Willax televisión, se convirtió en pantalla negra y sin voz en el preciso momento en que Beto Ortiz denunciaba cómo el Gobierno ha abandonado a las víctimas y a los deudos de los fallecidos durante las protestas contra el Gobierno de Castillo. “El gobierno de los pobres”, “Perú Libre, el partido de los descamisados”, era denunciado cómo una fuente de represión y de frivolidad y desdén con las víctimas.
Para cualquier estratega comunista que se ha planteado ganar el poder con la tragedia nacional, la denuncia de Ortiz debe haberse convertido en fuego y azufre. ¿Por qué? En medio de todas las plagas y pasivos que acumula el Ejecutivo, la denuncia esfumaba cualquier resto de autoridad moral. La estratagema de “un gobierno de los pobres, arrinconado por la derecha y los monopolios”, se convertía en el gobierno represor y frívolo.
En ese contexto se produjo el apagón del programa de Willax y las interrogantes se multiplicaron. ¿Un simple accidente tecnológico o alguien ha comenzado a aplicar otra etapa del manual –que se implementó en Venezuela y otros países–, desesperado por la denuncia en curso? Una pregunta válida que debe ser asumida por la oposición y que debe responder el Ejecutivo a través del titular de Transportes.
Por otro lado, el presidente Castillo acaba de enviar una carta notarial a la periodista Rossana Cueva de Panorama por la interpretación de una fotografía. Una carta notarial expresa una voluntad de querellar ante cualquier diferendo. ¿El jefe de Estado está considerando una eventual querella con un periodista? Y para agravar las cosas se acaba de conocer que el periodista Beto Ortiz ha sido sentenciado por una querella de difamación de un funcionario gubernamental.
Todas estas noticias nos llevan a preguntarnos si estamos ingresando a una etapa diferente en el ejercicio de la libertad de prensa en el país. Finalmente, si avanza el deterioro e implosión de las instituciones, de la economía y de la sociedad, ¿por qué extraña razón también no se estaría deteriorando la libertad de prensa?
Siempre vale recordar que cualquier proyecto autoritario logra consolidarse si es que se aplasta el ejercicio de la libertad de prensa. En Venezuela el chavismo solo se consolidó luego de desaparecer este derecho. De allí la enorme importancia de que todos los periodistas, al margen de diferencias y cicatrices acumuladas, hoy converjan en la defensa de la libertad de prensa y de los periodistas amenazados por el poder. No debe haber el menor resquicio de duda en esta actitud.
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