LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La hora de Castañeda
Sobre las presiones oficialistas al alcalde de Lima
Cuando el ministro de Economía y Finanzas (MEF), Alonso Segura -ante el diferendo entre su despacho y la alcaldía de Lima-, señala que Luis Castañeda “debería buscarlo y pasar por su oficina”, en realidad, trata de reeditar la sucesión de obstáculos que le puso el MEF a la comuna limeña para forzar negociaciones con Solidaridad Nacional en el Congreso. El MEF, de alguna manera, se ha convertido en una barricada en contra de la nueva administración municipal.
Las zancadillas a la construcción del by pass de 28 de julio y del puente Bella Unión, de alguna manera, terminaron en “respaldos” al oficialismo en el Congreso hasta la elección de la última Mesa Directiva. Detrás de estas presiones, al parecer, siempre estuvieron los estrategas palaciegos y la propia Nadine Heredia.
Ahora bien, ¿qué razones “técnicas” puede tener Segura? Las licitaciones se hicieron con normas que no requerían el visto bueno del MEF, pero los contratos se firmaron con otras que sí lo exigían. Segura sostiene que hay indicios de que los proyectos no son sustentables. ¿Acaso no se financia con los boletos de millones de pasajeros? ¿No se tratan de monopolios naturales? No se entiende. En todo caso es evidente que los problemas no dan para un enfrentamiento de esta magnitud, a menos que exista mala intención. Y ojalá que la anunciada reunión entre Castañeda y Segura cambie esta historia de desencuentros.
Pero lo que llama la atención es la manera cómo ha resucitado el bloque mediático que pretendió arrinconar a Castañeda en el primer tramo de su gestión acusándolo, paradójicamente, de frenar la reforma de transporte de Lima. Hoy ese mismo bloque cierra filas con Segura tratando de ahorcar esa misma reforma. En medio de las miserias, algunas virtudes: Susana Villarán ha salido a respaldar a la Municipalidad. Cuando se respalda al archirrival por defender una idea hay algo de grandeza.
Pero al margen de cualquier disquisición, Castañeda es hoy el político con más popularidad. El respaldo a su gestión sobrepasa el 70% y, de una u otra manera, está obligado a hacer valer esos fueros. Ya lo hizo una vez cuando derrotó al oficialismo y al bloque mediático adverso que pretendieron tachar su candidatura para los comicios municipales que ganó en el 2014. El líder solidario convocó a la ciudadanía y luego recibió el respaldo de Keiko Fujimori, PPK y Alan García y, entonces, el burdo intento de tacharlo se desplomó. ¿No es hora de que se pronuncien los líderes democráticos?
Con Villarán la reforma de transporte era una entelequia que solo llegaba a los contratos y planes redactados. Con Castañeda debe convertirse en movilización ciudadana de los conos y de todas las Lima habidas y por haber. Si eso sucede se enterrará la idea clasista de que la Lima emergente no quería la reforma del transporte por vocación informal. El paro de las combis contra la reforma y la mala onda de Segura nada tienen que ver con las mayorías limeñas.
Castañeda está obligado a reformar el transporte de Lima para desarrollar una gestión exitosa que se sume a los logros de sus administraciones anteriores. Pero tiene que sacar los arrestos de político que mostró cuando derrotó la tacha y no se dejó presionar por el apanado mediático. Si el alcalde avanza en esa ruta las leguyeladas de Segura se convertirán en simples anécdotas.
Una última reflexión: si gana Castañeda siguen ganando Keiko, PPK y Alan, porque la idea de lo predecible, de que más vale conocido que bueno por conocer, continuará consolidándose.
Por: Víctor Andrés Ponce
COMENTARIOS