LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La eterna victimización
¿Alguien busca victimizar a Nadine y reactivar sus posibilidades electorales?
En el Perú si un político no acusa, entonces, está defendiéndose. Casi no hay excepción a esta regla que ha judicializado en extremo las relaciones entre políticos, entre oficialismo y oposición y, en general, de todo el espacio público. Pero en medio de ataques y defensas surge como fenómeno propio la figura de la victimización, una verdadera institución nacional que explica en gran parte los hechos políticos del Perú.
De una u otra manera, Nadine Heredia acaba de victimizarse no obstante que unos días atrás estaba contra las cuerdas. Al margen de si la razón le asiste o no, el hecho macizo es que la comisión legislativa que ahora la investiga le ha dado, como se dice, en la yema del gusto. Ahora bien, ya que no podemos abandonar esta especie de híper judicialización de la política valdría la pena de ser conscientes de sus resultados.
El nacionalismo y la propia Nadine Heredia, por ejemplo, echaron mano de todas las armas que ahora, precisamente, se usan contra la Primera Dama, cuando se intentaba inhabilitar a la candidatura de Alan García. Si bien el líder aprista se victimizó también es verdad que se desplegaron todas las banderas del antiaprismo.
Salvando las distancias con las comparaciones, vale anotar que, a lo largo del siglo XX, la mayoría de las persecuciones políticas y los anti terminó favoreciendo a los perseguidos. El bloque oligárquico de la centuria pasada y las fuerzas armadas, atrapados por el pánico que desataba el bolchevismo, vetaron la presencia del aprismo en el espacio público. Víctor Raúl Haya de la Torre se convirtió en el líder más poderoso de la sociedad y el Apra se transformó en el partido de ese siglo. Semejante experiencia no solo nos remite a la llamada victimización sino también al martirologio.
A finales del siglo XX empezó el despliegue de un anti que, de una u otra manera, también nos evoca los usos y costumbres de la vieja oligarquía nacional. Cuando todos creían que el antifujimorismo iba a amainar con el encarcelamiento y sentencia de Alberto Fujimori, increíblemente, este anti voto eligió a Humala presidente en los comicios pasados. Pero una vez más el resultado es paradojal: el fujimorismo se convirtió en la principal fuerza política del país y no sería nada extraño que Keiko Fujimori tiente la victoria electoral. Aquí la idea de victimización funciona a la perfección.
Otra vez salvando las distancias. En el caso del antiaprismo, del antifujimorismo, y del intento de inhabilitar a García, se trataba de excluir a rivales formidables. No es extraño entonces que algunos sectores justifiquen la judicialización a que se sometió a estos políticos. En el caso de Nadine, ¿de qué se trata? La pareja presidencial parece haber perdido toda ambición política ante los yerros y despropósitos del actual gobierno.
Si todos sabemos que los tipos penales, finalmente, serán establecidos por jueces y fiscales y que las investigaciones congresales solo sirven para proyectar a políticos grises que, de otra manera, atravesarían el desierto de la indiferencia mediática, ¿cómo entender esta desbarajuste legislativo? O alguien busca conscientemente victimizar a Nadine y reactivar sus posibilidades electorales.
Por Víctor Andrés Ponce
17 – Jul – 2015
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