LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Inaceptable: ¡ronderos secuestran a periodistas de Cuarto Poder!
Se generaliza acción de minorías organizadas contra Constitución y leyes
El periodista Eduardo Quispe y el camarógrafo Elmer Valdiviezo, ambos de Cuarto Poder, fueron secuestrados por más de 40 ronderos de la comunidad de La Palma, en la provincia de Chota. Y como condición para liberarlos, se les hizo leer y hacer público un comunicado al más puro estilo de los grupos terroristas de los años ochenta. El acto, sin precedentes, pone al periodismo y las relaciones con el poder en una situación muy delicada. ¿Por qué? El secuestro se produjo por los reportajes del canal con respecto a un familiar de la pareja presidencial y la relación con proyectos en la zona.
La pregunta que emerge es la siguiente: ¿Qué va a suceder con la libertad de prensa en el país si el sistema de justicia no investiga y procesa a quienes han violado flagrantemente un derecho protegido por la Constitución y las leyes nacionales? Es evidentemente que el empoderamiento de estas minorías organizadas irá en aumento hasta desbordar las instituciones y los procedimientos legales. En otras palabras, en las zonas donde se organizan rondas surgirá una especie de poder popular o de un “orden alternativo” al constitucional, en el que las rondas y sus dirigentes se encumbrarán como “las verdaderas autoridades”. A lo mejor algo así ya está sucediendo. Veremos.
Hoy ha sido atacado un periodista de un programa emblemático de la prensa nacional. Sin embargo, algo parecido sucede todos los días en las zonas mineras, en donde las minorías radicales, mediante bloqueos de carreteras y asaltos a los campamentos mineros, destruyen el sistema de propiedad de la minería y hacen trizas la Constitución y las leyes. En las zonas mineras, el Ejecutivo renuncia a ejercer la autoridad democrática y las instituciones del sistema de justicia se inhiben de aplicar la Constitución y la ley. De alguna forma allí también empieza a surgir “un nuevo orden”, alternativo al orden constitucional, controlado por minorías organizadas y violentistas que suelen envolver sus estrategias económicas con una supuesta problemática social.
Si hay dudas de la acción de las minorías y el surgimiento de órdenes alternativos al sistema constitucional, allí están los valles cocaleros que, en algunos casos, se convierten en verdaderas zonas liberadas de la autoridad democrática y la Constitución.
Si bien entre el alevoso secuestro de un hombre de prensa y la acción de las minorías en las zonas mineras o los valles cocaleros existe gran distancia, es incuestionable que todos estos actos ilícitos revelan que el Estado empieza a ser destruido desde adentro por el Ejecutivo, y también desde afuera por la acción de las minorías radicales.
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