LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Humala y los tres mosqueteros
Los comportamientos Alan, PPK y Keiko frente a la cúpula palaciega.
Cuando el presidente Humala lanzó algunos misiles en contra de la Comisión Belaunde Lossio por haber incorporado a Nadine Heredia como investigada e, incluso, comparó los juicios populares de Sendero Luminoso con las indagaciones legislativas, muchos, seguramente, se percataron de la paradoja. La administración nacionalista ayer impulsaba comisiones legislativas contra los opositores y ahora hay lamentos por la factura que les cobran.
Pero el factor Nadine en las investigaciones legislativas permite observar comportamientos muy diferenciados con respecto a la cúpula palaciega entre los líderes que encabezan las encuestas. Alan García, con evidente sangre en el ojo, sobre la marcha, respondió a los lamentos palaciegos hablando de una ley del embudo: megacomisión para los opositores y calumnias cuando se trata de la pareja presidencial.
La pregunta que emerge es, ¿García apostará al golpe por golpe como eje de su estrategia o tratará de que el electorado compare los buenos resultados de la administración aprista pasada con la actual? ¿Cuánto le conviene participar en el infighting alrededor de la pareja presidencial? El tiempo lo dirá, pero es evidente que el García en camino al 2016 aparecerá con esos dos perfiles indistintamente.
Por su lado, Keiko Fujimori parece decidida a optar por la sobriedad ante el infightingPalacio-Legislativo, más allá del combustible que echan constantemente los legisladores naranjas alrededor del tema.
De una u otra manera, ella parece convencida de que para disputar la segunda vuelta necesita continuar profundizando su relación con las provincias y las bases y evitar yerros que, si bien no amenazarían su posición, si la debilitarían para la gran disputa del segundo tiempo. La tranquilidad de Keiko parece provenir de la certeza de que con cada resbalón del gobierno nacionalista se acrecientan las posibilidades fujimoristas. El llamado efecto comparación por la segunda vuelta del 2011.
En el caso de PPK solo hay indiferencia frente a los bazukazos contra Palacio. Semejante distancia ha llevado a algunos a sostener que Pedro Pablo sería una especie de candidato oficialista. Estas elucubraciones surgen por la presencia de asesores y funcionarios oficialistas en el movimiento, sin embargo, ¿para qué necesita PPK del oficialismo, excepto para perder votos? Cualquier relación con Palacio hoy debilita.
El rumor no parece verosímil, no obstante los pepekausistas sí parecen empeñados en mantener buenas relaciones palaciegas, quizá pensando en otros aliados para la segunda ronda como la izquierda o el vargallosismo.
En todo caso, el líder más inclinado a participar en el apanado palaciego parece ser García en tanto que Keiko y PPK presienten que por allí no va la cosa. Quizá el líder aprista tenga que acentuar el perfil opositor para capitalizar de mejor manera el hundimiento de la nave nacionalista y, de esta manera, acercarse a la segunda vuelta electoral.
En todo caso veremos dijo el ciego. Los periodistas y analistas solo nos acercamos a los hechos en base a preguntas. Pero un hecho incontrastable es que avanzamos hacia el cuarto proceso electoral sin interrupciones con un elenco estable de la política que, de una u otra manera, representa el crecimiento económico y la reducción de pobreza de las últimas décadas.
Por Víctor Andrés Ponce
06 – Jul – 2015
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