LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Guerra avisada no mata gente
Acerca de los rumores de golpe con aroma de psicosocial
En los últimos días, sobre todo, en Lima, se escucharon rumores de golpe y se desataron las más curiosas especulaciones. Sin embargo, generalmente, las interrupciones constitucionales en el Perú no están precedidas de montañas de bolas y versiones. Y tiene algo de lógica. El golpe no avisa, tiene que coger desprevenido para poder imponerse, de lo contrario, no es un golpe sino una amenaza que avisa, algo así como guerra avisada no mata gente, ¿no es verdad?
La guerra avisada es tan evidente que hasta el propio Presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, ha pisado una cáscara de plátano sin darse cuenta del resbalón. Con respecto a estos rumores ha señalado “tengo la sensación de que pueden ser hechos aislados que los propios institutos tienen que corregir”. ¿Cómo? Si el PCM tiene la sensación de existe un hecho aislado tiene el deber de investigar, destituir a los oficiales comprometidos, y presentarse al Congreso a informar, ¿no es verdad?
Pero en el fondo todos sabemos que es una guerra avisada que no mata gente. El mensaje de nuestros rasputines provincianos nos señala que si continúan algunas investigaciones, entonces, hay algo que se viene. Allí reside la guerra avisada. Ahora bien, a estas alturas, antes que un contragolpe en un sentido, hay una sensación de vacancia, de adelanto de elecciones que nadie en su sano juicio quiere para el Perú. Una posibilidad que sería una locura.
El sicosocial del supuesto golpe solo revela desesperación, incapacidad para entender la realidad que se vuelve adversa y, de repente, todas las desgracias personales son responsabilidad de los demás. La oposición no puede pisar los palitos que los estados alterados seguirán sembrando de aquí hacia el 2016. Debe evitar hasta la más mínima provocación, tal como lo hace, por ejemplo, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, frente a las incursiones aéreas de los Sukhoi venezolanos. Maduro está derrotado y quiere una guerra para salvarse. En Palacio se saben derrotados y también quieren algo extraordinario, sueñan con la circunstancia salvadora.
En una sociedad abierta la prensa investiga y los fiscales y jueces proceden. La izquierda pretende equiparar la investigación de las supuestas agendas de Nadine Heredia con el caso Lava Jato, pero la gente sabe la diferencia entre investigación periodística y anti propaganda y, entonces, demanda la pericia grafotécnica.
En ese contexto, la oposición debería alejarse del caso Nadine y limitarse a exigir que los jueces hagan su trabajo. En una actitud de ese tipo quizá podría estar una manera de destapar la olla de presión en que comienza a convertirse el escenario político.
El golpe es pues es una guerra avisada, no solo porque los golpes con rumores son improbables, sino porque el Perú tiene generales de cuatro estrellas, generales de división y de brigada, oficiales y una promoción casi entera detrás de las rejas por haberse atrevido al juego autoritario; porque también Humala y su esposa han comenzado una caída libre en la popularidad y no hay autoritarismo latinoamericano sin respaldo popular y porque no obstante la desaceleración no se puede hablar de crisis económica. El golpe parece lejano, pero el vacío comienza a sentirse en el aire que respiramos.
Por: Víctor Andrés Ponce
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