LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Falta la alternativa de la oposición
Gobierno colectivista y progresista se desmorona
Muy pocas veces en la historia republicana la figura del jefe de Estado había estado tan debilitada. Hoy Pedro Castillo no solo ha desatado un proceso de destrucción nacional, sino que la institución presidencial se ha desmoronado a niveles no imaginados. El hecho de que el Congreso impida a Castillo el viaje a la transmisión de mando en Colombia revela que el Presiodente está cercado por las instituciones republicanas.
Castillo, el colectivismo y el comunismo de Perú Libre y el Movadef, entonces, no solo no han podido concretar la asamblea constituyente y la nacionalización de los recursos naturales, sino que ahora Castillo está cercado por las investigaciones del Ministerio Público y el accionar de las instituciones republicanas en general. Lo único que lo mantiene en el poder es la coalición de más de 50 votos en el Congreso, que forman Perú Libre –más allá del juego de las divisiones– Juntos por el Perú y el pragmatismo de los llamados “niños” en el Congreso.
Sin embargo, una de las cosas más graves de la coyuntura nacional es la ausencia de la alternativa opositora, sobre todo de la centro-derecha, el sector con más claridad sobre la amenaza comunista y colectivista que enfrenta el país, al margen de los éxitos o fracasos del Gobierno de Castillo.
La ausencia de alternativas opositoras se hace más presente a medida que se derrumba el Gobierno de Castillo: el Congreso no puede organizar la transición política del actual desastre nacional. Pero no solo se trata de un asunto de votos que impiden la vacancia o la inhabilitación de los miembros del Ejecutivo. La división de la oposición en el Congreso para la elección de la mesa directiva fue un hecho espantoso, de absoluta irresponsabilidad, que reveló la ausencia de políticos y la falta de experiencia política en el Legislativo.
Otro de los hechos que revela la ausencia de una alternativa opositora es la falta de una dialéctica de objetivos generales y objetivos parciales. Es decir, la necesaria relación que debe existir en la búsqueda de la vacancia presidencial, por ejemplo, y la necesidad de presentar batallas parciales. Por ejemplo, uno de los mejores candidatos para la Defensoría del Pueblo –el constitucionalista Víctor García Toma– acaba de ser baloteado en contra de todos los pronósticos.
Quizá una manera de superar la ausencia de una alternativa opositora pasa porque Fuerza Popular, Renovación, y Avanza País –tal como lo acaba de plantear Jaime de Althaus– formen una mesa de convergencia que unifique objetivos, estrategias y tácticas, y surja un bloque compacto en el Congreso: alrededor de 50 votos que atraería a los 30 congresistas anticomunistas pero que juegan al pragmatismo.
La idea de una mesa de la centro-derecha es la posibilidad de relanzar una acción opositora unificada que supere los yerros actuales. Pero sobre todo debería ser el inicio de la organización de mesas regionales, provinciales y distritales para que la centro-derecha se sumerja en la lucha de bases, en la política plebeya, la única manera de enfrentar la amenaza comunista en el largo plazo.
COMENTARIOS