LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Encuestas y preguntas
El baile de las cifras por el segundo lugar
Luego de comparar la encuesta de GFK, publicada una semana atrás, con la de Datum y la de CPI, simplemente, el análisis político se vuelve un asunto mágico. Las matemáticas y las estadísticas no parecen funcionar porque las distancias entre los sondeos son evidentes, inaceptables, en las sociedades abiertas, en donde las compañías de opinión se rigen por criterios estrictos y las diferencias en los resultados apenas se notan.
¿Cuáles son los hechos políticos que median entre el sondeo de GFK y los dos siguientes? La confirmación de los plagios de César Acuña y el impasse de la candidatura de Julio Guzmán en el JNE. Parece lógico que Guzmán suba algunos puntos por la posible victimización, pero lo que es inaceptable es que la señora Urpi Torrado, quien había anunciado la encuesta de Datum para el 12 de febrero, publique un adelanto dos días antes con simulación de voto, en la hora exacta en que el JNE comenzaba a discutir las irregularidades cometidas por el partido de Guzmán. ¡Es demasiado! ¡Sondeos por entregas! ¡Vaya!
GFK registra un triple empate entre Guzmán, Acuña y PPK. Datum y CPI reconocen el crecimiento de Guzmán y perciben que Acuña empieza a sentir el golpe de las denuncias, pero establecen un desplome de PPK. ¿Tanta diferencia en una semana? GFK establece un incremento de cerca de dos puntos de Alan García, Datum lo ubica casi en el error estadístico y CPI no puede desconocer que el líder aprista está congelado. ¿Utilizan diferentes matemáticas para medir el humor popular?
Si tuviéramos que atenernos a las matemáticas dislocadas de Datum y CPI se podría sostener que se empiezan a generar condiciones propicias para un triunfo de Keiko Fujimori en primera vuelta. La búsqueda infructuosa del candidato no fujimorista (primero PPK, luego Acuña, y ahora Guzmán) puede generar un agotamiento general y el elector puede optar por lo que le parece más previsible. Otra lectura de las cifras, cada vez más indescifrables de las encuestas, es que en la hipótesis de que se desgrane la candidatura Acuña y la postulación de Guzmán no prospere legalmente, podría surgir un nuevo aparecido, quizá Alfredo Barnechea. Veremos dijo el ciego.
En todo caso, nada, absolutamente nada está definido. Keiko puede ganar en primera vuelta, si Guzmán va puede consolidar su candidatura y si el actual García presidente recuerda al García candidato quizá pueda beneficiarse de los desplomes y subidas que se vienen. Todo parece demasiado volátil y la novedad es una neblina en la disputa por el segundo lugar.
Pero lo que sí no es novedad es que el Perú necesita una legislación para las compañías encuestadoras, tal como sucede en las sociedades abiertas, en las democracias consolidadas. Por ejemplo, en Estados Unidos los partidos políticos no pueden contratar directa ni indirectamente (por ejemplo universidades u Ongs vinculadas) a las compañías de opinión. En segundo lugar el directivo o el dueño de una encuestadora no puede comentar los resultados del sondeo porque, de una u otra manera, se convierte en actor político. Los yerros de las encuestadoras son demasiado sensibles en una sociedad abierta y el Perú empieza a ser algo parecido.
Si nos pasamos discutiendo sobre la transparencia y financiamiento de los partidos, por qué no vamos a normar los contratos de las encuestadoras y los posibles conflictos de interés que se desencadenan.
Víctor Andrés Ponce
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