LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Empieza el nuevo partido?
Keiko parece beneficiada por guerra sin cuartel
Con la posible exclusión de la candidatura de Julio Guzmán del proceso electoral, de alguna manera, empieza una nueva contienda electoral que durará 30 días, en la que las campañas y contra campañas pondrán a prueba el nervio de los candidatos. La idea de una nueva elección vale, sobre todo, para los candidatos que disputan el segundo lugar, porque Keiko Fujimori aparece firme e impertérrita con más de un tercio de adhesiones. Sin embargo la idea de una nueva elección también podría significar algo diferente para la candidata del fujimorismo.
La manera cómo las encuestas han registrado “la alta volatilidad” en la disputa por el segundo lugar y los desencantos que han generado César Acuña y el propio Guzmán podrían agotar al electorado indeciso, que ensaya y busca alternativas ante las deficiencias y los límites de PPK y Alan García. Semejante cansancio podría engrosar el respaldo de Keiko Fujimori, quien ha mantenido una prudencia y sobriedad casi de planificación militar.
Si bien el fujimorismo ha padecido una contra campaña de los medios que se agrupan en el anti, es evidente que la disputa por el segundo lugar se ha vuelto tan cruenta que, en la práctica, la lideresa del fujimorismo sale indemne durante estas semanas de febril campaña. Más respaldo para el fujimorismo significa ¿qué puede tentar el triunfo en primera vuelta? Hoy semejante objetivo aparece lejano, pero ya no imposible. Una encuestadora como GFK, incluso, se ve obligada a reconocer el aumento del caudal fujimorista.
El otro escenario es que continúe el desfile de los aparecidos. Por ejemplo, el bloque político, mediático y cultural, que encumbró a Ollanta Humala en el 2011 y que, en las últimas semanas, apostó por Acuña y Guzmán, podría cerrar filas detrás de la candidatura de Alfredo Barnechea de Acción Popular. Algunos indicios nos permiten especular en ese sentido.
Sin embargo, tal como sucedió con Acuña y Guzmán, el hombre de la Lampa deberá enfrentar una contra campaña en serio y ya sabemos que los militantes de Alfonso Ugarte tienen varias maestrías en esa industria. En el caso de Verónica Mendoza sus evidentes vínculos con el chavismo la convierten en una candidata demasiado frágil a la campaña en contra, más allá de los aciertos en maquillar algunas fotografías.
Si las contra campañas en marcha son exitosas en derribar a los ídolos surgidos en los últimos días no se puede descartar un rebote de PPK y una situación expectante del propio Alan García pese a las murallas levantadas contra su credibilidad. Sin embargo todo parece indicar que los dioses y el azar esta vez se alinean a favor del fujimorismo.
Los militantes del anti (aunque quizá no tenían alternativa) han cometido el error de dividir su guerra en dos tiempos: uno primero para desplegar el antiaprismo y otro segundo para desencadenar el antifujimorismo. Sin embargo la batalla del primer tiempo y por el segundo lugar es una verdadera guerra de trincheras, sobre todo porque nadie imaginó la dificultad en definir la segunda ubicación.
Si las cosas siguen así, el bloque del anti llegará el 10 de abril muy debilitado. Y ante la posibilidad de una segunda vuelta todo el soft ware que pretendió organizar y las alianzas políticas y mediáticas estarán claramente definidas y al descubierto. En todo caso, el fujimorismo está sentado el balcón y contemplando una guerra sin cuartel.
Por Víctor Andrés Ponce
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