LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
El regreso de Vargas Llosa
Nobel peruano vuelve a agitar el antifujimorismo
Mario Vargas Llosa ha declarado que moverá cielo y tierra para evitar que Keiko Fujimori gane las elecciones, tal como lo hizo en el 2011, posibilitando la elección de Ollanta Humala. Con sus declaraciones también ha acicalado al gobierno nacionalista, un gobierno sin estética y sumido en mediocridad y corrupción. De alguna manera Vargas Llosa no está peleando el presente, está peleando la historia, está construyendo un relato que sostenga que el Perú se jodió cuando no lo eligieron a él presidente en 1990, cuando las “masas incultas” encumbraron a Alberto Fujimori.
Es conocido que el Nobel peruano defiende los Pactos de la Moncloa que permitieron a los franquistas, socialistas y comunistas españoles, construir una institucionalidad que ha permanecido incólume pese a la crisis económica, luego de haber sostenido una guerra civil que causó más 200 mil muertos. El acuerdo, el pacto entre contrarios en España, fue posible no obstante uno de los enfrentamientos más cruentos de la historia del siglo XX.
Vargas Llosa defiende el proceso español con una energía que sorprende. Sin embargo en el Perú, en la práctica, podría terminar promoviendo una guerra civil. ¿Qué puede suceder si le negamos ciudadanía al fujimorismo, la primera fuerza política del país, alentando un antifujimorismo que nos hace recordar a las guerras de religiones y a todo lo malo que los españoles han superado? ¿Qué hubiese sucedido si los socialistas, comunistas y republicanos españoles, le hubiesen negado la victoria a los herederos del franquismo organizados en el Partido Popular? Alguien acaso duda que la sangre habría brotado a manantiales.
Vargas Llosa también es un convencido defensor de la convergencia y los pactos entre la derecha chilena (heredera de Pinochet) y la Concertación (socialcristianos y socialistas víctimas de la represión pinochetista) que han permitido construir la sociedad más moderna de América Latina. Chile es el país que más cerca está en arañar el desarrollo gracias a esos acuerdos entre archirrivales. Sin embargo el Nobel peruano le niega al fujimorismo la posibilidad de transformarse en una fuerza civil y de formar parte de una comunidad política.
Sorprendentemente, de alguna manera, el Nobel peruano siempre ha dejado entrever que en España y en Chile él está más cerca de los herederos de los autoritarismos que de los opositores a ellos. Sin embargo en el Perú, luego de 25 años del Fujimorato, el escritor sigue agitando un relato que podría convertirse en un calvario personal en caso de ganar Keiko Fujimori.
La buena historia no tiene un solo relato. Tiene varios. Por ejemplo, que el Fujimorato jodió la democracia en los noventa es una verdad incuestionable. Pero también es verdad que organizó las bases económicas y sociales de la República que ya desarrolla cuatro elecciones sucesivas y que ha permitido reducir pobreza a solo un quinto de la población. Estamos a punto de asir el sueño republicano como nunca desde la Independencia. ¿Cuándo se jodió el Perú? En varios momentos de la reciente historia: se jodió en el Fujimorato y también en el gobierno de Humala. Pero es bien difícil que el Perú se haya jodido cuando la mayoría no eligió a su mejor escritor vivo.
VÍCTOR ANDRÉS PONCE
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