LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
El nuevo escenario electoral
Consecuencias del regreso de Guzmán a la lid electoral
Luego de la decisión del Jurado Especial de Lima de permitir que la candidatura de Julio Guzmán continúe en carrera, de alguna manera, el escenario electoral debe entrar a otro ritmo, uno de mayores definiciones, en la intensa disputa por el segundo lugar. En ese sentido, una verdad evidente es que todavía está por verse si Guzmán será el outsider no obstante que la izquierda y las encuestas ya lo proclaman como el hombre que disputará la segunda vuelta.
En los próximos días el candidato rojo (ya no es morado, la autoridad electoral negó el cambio de color) enfrentará una contra campaña que puede desencadenar dos resultados: o se consolida y aparece el llamado efecto teflón o se desgrana como suele suceder con todos los outsiders que amanecen muy temprano. El problema de Guzmán es que es hijo legítimo de la volatilidad y la volatilidad es el peor enemigo de un aparecido cuando faltan seis semanas para las elecciones. Aquí solo basta decir veremos.
La consolidación de Guzmán en el segundo lugar, inevitablemente, resucitará lo peor del antifujimorismo. Los medios se polarizarán alrededor del tema, la guerra entre periodistas se tornará cruenta, porque, de alguna manera, la estrategia guzmanista apuntará a crear ese escenario como una manera de convertir el origen volátil en algo más denso que se proyecte a la segunda vuelta. Sin embargo esta estrategia tiene un altísimo riesgo: que la intensidad del discurso antifujimorista lo acerque cada vez más a los humores palaciegos.
Ante la posibilidad de que la candidatura de Guzmán comience a erosionarse todo parece indicar que Alfredo Barnechea tiene posibilidades de cosechar en medio del desconcierto, sobre todo, porque no genera las dudas e interrogantes de una candidata radical como Verónica Mendoza. Sin embargo no existen elementos de juicio para sostener que PPK ha salido del forcejeo habida cuenta de que, en las últimas semanas, expresa una voluntad sorprendente no obstante ser el candidato de mayor edad en estos comicios y al margen del exabrupto de calificar ignorante a un entrevistador.
A estas alturas no se puede desconocer que la candidatura de Alan García está estancada. El líder aprista no ha podido romper el cerco a su credibilidad causada por la contra campaña de Palacio en los últimos cinco años y que ha sido amplificada por la izquierda mediática. Hasta este tramo de la campaña, García ha sido incapaz de crearse el enemigo que le permitía desarrollar genialidades, como cuando le jaló la lengua a Hugo Chávez y le ganó al Humala del polo rojo del 2006, no obstante que la historia y todos los antecedentes estaban en su contra. Y, el otro gran problema del candidato de la estrella es que el aparato partidario parece adormilado. ¿Resurgirá el Alan candidato que se conocía? Veremos.
Extraño escenario donde la novedad, la apuesta, y el ensayo parecen florecer. Algunos cegados por las pasiones del antifujimorismo y del antiaprismo festejan a pierna suelta no obstante la terrible experiencia institucional y económica que nos deja el gobierno de Ollanta Humala, la quintaesencia del antifujimorismo, sumo representante de la novedad y el discurso en contra del orden político existente. Siempre vale recordar que en las elecciones nacionales no solo elegimos al Jefe de Estado sino también a un sistema de gobernabilidad (relaciones Ejecutivo- Legislativo) y, claro, también se trata de acabar con la volatilidad y crear sistemas estables de coaliciones y partidos.
Por Víctor Andrés Ponce
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