LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
El crecimiento y la libertad
¿Por qué la izquierda intelectual y militante es tan indiferente con el crecimiento económico del último cuarto de siglo? Cuando los intelectuales izquierdistas evalúan o califican el modelo económico nunca pueden reconocer que el fenómeno anti pobreza e integrador más poderoso desde nuestra fundación republicana ha sido el crecimiento económico reciente.
El Perú hoy es más inclusivo, menos desigual, y menos racista que nunca, simplemente, por la expansión económica que se desató desde las reformas de los noventa. ¿Se trata de frases que se las lleva al viento? Cualquier investigador que revisara la data disponible llegaría inevitablemente a una conclusión parecida.
No obstante que todavía existe un 22% de peruanos en pobreza, solo basta mirar las ciudades, el campo, la expansión de las clases medias, la emergencia de una burguesía mestiza para reparar que el país ha avanzado siglos en integración y empieza a vertebrarse como una nación. Ninguno de estos fenómenos podría explicarse al margen del crecimiento.
Sin embargo la izquierda guarda un largo e inescrutable silencio. Ni los sociólogos, ni los historiadores, ni los politólogos, ni las universidades, de apellido izquierdista, se atreven a reconocer estos fenómenos.
Cuando enjuician el modelo económico y social señalan que el país está “calato” porque no hay instituciones, no hay infraestructuras, carreteras, buenas escuelas y buena salud, pero no precisan que el estado es quién está calato. Si bien es verdad que sin estado no se puede hablar de modelo económico y social separar la paja del grano hace la diferencia entre enviar a un inocente o a un culpable a la silla eléctrica.
En los últimos 25 años el estado ha fracasado en todas las líneas mientras que los triunfos se los lleva el mercado por goleadas. Si todos reconociéramos estos hechos estaríamos en el umbral de un nuevo consenso que organizaría el debate político y cultural del país.
Cuando los amigos de la izquierda ningunean al crecimiento económico olvidan algo fundamental: la relación de la economía con la democracia. Si nos preguntamos el porqué avanzamos hacia el cuarto proceso electoral sin interrupción no obstante el fracaso de los partidos y los políticos, ¿dónde hallaremos las respuestas? ¿Dónde está el sociólogo que nos diga algo al respecto? Es evidente que la única explicación posible reside en el crecimiento, la reducción de la pobreza, y la expansión de las clases medias y el bienestar.
Exceptuando la llamada República Aristocrática, desde nuestra fundación republicana las instituciones liberales no se han podido enraizar en el Perú. Quizá la única explicación sea la ausencia del mercado como la gran potencia integradora de una nación moderna.
No se trata del “mercado” de la pasada sociedad oligárquica que sancionaba “libertad económica” para algunos mientras se excluía a las mayorías andinas del voto y la propiedad, sino de este mercado de los últimos 25 años que, con el impulso de las migraciones y las reformas económicas de los noventa, ha construido esta sociedad mestiza que cada día se acerca a la idea de nación que alguna vez soñaron los primeros pensadores del Perú.
Otra vez la acuciante interrogante: ¿Por qué la izquierda ningunea el crecimiento económico? A veces reconocer algo significa reconocer el yerro histórico, pero honestidad intelectual obliga.
Por Víctor Andrés Ponce
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