LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Ecología y anticapitalismo
Tragedia ecológica de Lima desata interesante debate
Es imposible defender el capitalismo peruano sin exigir investigaciones, sanciones y multas para los responsables del desastre ecológico en la costa de Lima: se han derramado 6,000 barriles de petróleo y se ha afectado más de 18,000 kilómetros de mar. Desastre ecológico, familias de pescadores sin sustento y pobladores de la costa afectados, son el resultado de la tragedia ambiental.
Sin embargo, la tragedia ha movilizado a todas las corrientes comunistas, colectivistas y progresistas en un intento ideológico: identificar la tragedia ecológica como la consecuencia natural del capitalismo. De esta manera, se pretende echar por la borda tres décadas de aprendizaje en inversiones en recursos naturales (sobre todo en minería y gas) en el país con los estándares ambientales más exigentes del planeta.
En el Perú el capitalismo formal es de talla mundial, sobre todo en estándares ambientales y laborales vinculados a inversiones en recursos naturales. Si no fuese así, las acciones de las empresas transnacionales se derrumbarían en las bolsas de valores mundiales. El capitalismo formal, entonces, está bajo vigilancia extrema. De allí la enorme importancia de denunciar, investigar y hallar responsables del desastre ecológico en Lima. Es la única manera de defender el capitalismo peruano.
Ahora bien, por qué el capitalismo occidental está sometido a extrema vigilancia de la sociedad. En Occidente el capitalismo se desarrolla paralelamente a la continuidad de los sistemas republicanos. En el Perú, pese a todo, seguimos bajo ese modelo y lógica.
Las instituciones republicanas se convierten en el mejor sistema de control ante cualquier exceso del capitalismo como tal. En Venezuela, por ejemplo, bajo el control bolivariano de PDVSA, se están produciendo los mayores derrames de petróleo en la región; sin embargo, nadie lo denuncia. Y si echamos una mirada más larga, la ex Unión Soviética produjo uno de los mayores desastres ecológicos de la historia: desapareció el llamado mar de Aral (uno de los lagos más grandes del planeta). En estos casos no hubo progresistas ni oenegés que denunciaran.
Ahora bien, ¿alguien puede controlar o denunciar tragedias ambientales en economías estatizadas y colectivizadas? Cuando el Estado controla la economía y una minoría concentra el poder político es imposible denunciar un desastre ecológico. No hay manera.
De otro lado, la lógica misma del capitalismo –es decir, la competencia en los mercados– lleva inevitablemente al desarrollo de energías limpias y baratas, tal como ha sucedido, por ejemplo, con los combustibles fósiles, la electricidad, el gas, la energía nuclear y las actuales energías renovables. Y si a esto le sumamos el control y la vigilancia de los sistemas republicanos, entonces tenemos la explicación de porqué los países desarrollados de Occidente son las sociedades más limpias y con medio ambientes más sostenibles en todo el planeta.
Con el socialismo y con las economías estatizadas, que tanto encantan a los progresistas, paradójicamente es imposible denunciar tragedias ecológicas y defender el medio ambiente.
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