LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Decepción MEF: la clase media como enemiga
Todos los actos del Ejecutivo conducen a la constituyente
Hasta antes de la solicitud de las facultades legislativas para temas tributarios, fiscales, financiero y de reactivación económica, el ministro de Economía, Pedro Francke, aparecía como el promotor de la sensatez frente a un jefe de Estado y una mayoría de ministros que nunca entendieron los gigantescos procesos de transformación que ha vivido el país en las últimas tres décadas.
Casi todos los ministros parecían jóvenes recién salidos de las universidades, extremadamente ideologizados y de espaldas a la realidad. Sus discursos y mensajes parecían volantes partidarios de izquierda. A contracorriente de estas expresiones, el ministro Francke parecía tener los pies en la tierra: aderezaba los exabruptos estatistas y chavistas de Pedro Castillo con respecto a las estatizaciones y se convertía en muralla de contención en contra del colectivismo ortodoxo de Cerrón y de Perú Libre. Finalmente, el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) logró que se ratificara a Julio Velarde como presidente del BCR.
Luego de que el Congreso aprobará la ley que regula la cuestión de confianza –con el objeto de contener la estrategia del Ejecutivo que busca cerrar el Congreso e instalar una constituyente– aparentemente todo habría cambiado. La propuesta del MEF de incrementar impuestos a ciudadanos y empresas, simplemente, multiplicará las desconfianzas de la sociedad y de la empresa privada en las posibilidades de la economía nacional. El crecimiento del 2022 ya está perdido.
¿Por qué sostenemos semejante tesis? Porque si el MEF no estuviese alineado con los objetivos de instalar una constituyente jamás habría planteado incrementar los impuestos cuando todos los especialistas señalan que la inversión privada se desplomará en el 2022. Nunca. No se necesita ser economista para entender que cuando una economía avanza a la contracción, aumentar impuestos es como la estocada final en la nuca del toro agonizante.
De otro lado, luego de que el propio ministro Francke anunciara que se han colocado bonos por el orden de los US$ 4,000 millones para financiar los gastos del Ejecutivo (se aumenta la deuda de todos los peruanos), ¿cómo se puede entender que el Ejecutivo busque extraer recursos de ciudadanos y empresas a punto de quebrar por los efectos de la pandemia y los anuncios estatistas del presidente Castillo?
La explicación: se busca reventar la caja fiscal para conseguir popularidad. A estas alturas no es exagerado ni arbitrario sostener que todas “las iniciativas correctas del MEF” estaban destinadas a ganar tiempo para ejecutar gasto social y construir una base social con objeto de instalar una asamblea constituyente. No hay otra.
De lo contrario, el paquete tributario del MEF no buscaría arrinconar a una clase media (propuestas para personas naturales) duramente golpeada por la pandemia y el declive del crecimiento que produce Castillo. Una clase media que se ha convertido en el sector social que hasta hoy se ha movilizado y ha detenido el proyecto colectivista de Perú Libre y el Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales.
En síntesis, cualquiera podría sostener que el paquete tributario del MEF está perfectamente alineado con los anuncios de Castillo de estatizar los campos gasíferos.
Ambas iniciativas destruyen las posibilidades de crecimiento de la inversión privada, aumentarán la pobreza, y generarán irritación y desborde social. ¿Cuál es el objetivo? Legitimar el relato acerca de que todos los males provienen del modelo económico y de la Constitución Política del Perú. Los errores y exabruptos de la administración Castillo no tienen nada que ver frente al “sabotaje empresarial”
Ya lo sabemos.
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