LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
De la resistencia a la victoria
La estrategia de Gareca como modelo en la política
La estrategia de resistencia que organizó Gareca el viernes pasado desata análisis encontrados, sobre todo por el lado de los periodistas colombianos. La selección de Perú le ganó a la selección de Colombia por 1-0, no obstante que, en la trayectoria y la historia personal de cada jugador, la selección cafetera era absolutamente superior a la peruana. No hubo un genio como Maradona que rompiera las rigideces tácticas y el plan trazado en la pizarra le ganó a las individualidades.
Sin embargo, más allá de las mezquindades colombianas que pretenden establecer jerarquías al margen de los resultados, vale subrayar la estrategia de resistencia de Gareca. Consciente de la superioridad colombiana, el entrenador nacional dispuso a sus hombres para resistir y la disciplina táctica se convirtió en la herramienta que acrecentó los errores colombianos y selló la victoria nacional.
A veces en política hay que aprender del fútbol, más allá de que las estrategias de resistencia son clásicos de la política y la guerra. En ocasiones, la correlación política es adversa, porque el adversario es dueño de la iniciativa y solo queda resistir. Algo parecido sucede con el proyecto comunista de instalar una asamblea constituyente en el Perú, recientemente ratificado por el presidente Castillo en declaraciones a CNN.
Hoy, las corrientes comunistas, colectivistas y progresistas, que pretenden instalar una constituyente, tienen la iniciativa política porque controlan el Ejecutivo y el aparato estatal. De acuerdo a la Constitución, el Ejecutivo concentra el mayor poder político, económico y coercitivo del Estado. Si a esto le sumamos que, apenas se han sucedido seis meses de las pasadas elecciones nacionales, es evidente que el Ejecutivo sigue teniendo la iniciativa y la ventaja.
En este contexto, un yerro usual en los actores políticos y sociales, sobre todo como producto de la inexperiencia, es la desesperación por ganar y resolver las cosas cuanto antes. Por ejemplo, la pasada iniciativa de la vacancia presidencial en el Congreso en vez de debilitar al Ejecutivo lo fortaleció. La oposición incluso se dividió en “extrema derecha y centro”, de acuerdo al análisis progresista.
Sin embargo, al margen de ese error político grave, quizá sin mucha consciencia, todos los sectores de la oposición han comenzado una estrategia de resistencia. Por ejemplo, el Gobierno plantea la constituyente y no puede materializarla. El Congreso, por el contrario, aprueba una ley que ratifica lo que está grabado en piedra en la Constitución: que cualquier reforma parcial o total de la Constitución debe pasar previamente por el Legislativo.
La estrategia de resistencia de la oposición se expresa, igualmente, en que el Ejecutivo propone nacionalizar el gas y los recursos naturales y no puede. Propone una segunda reforma agraria y no puede expropiar nada. Propone una reforma tributaria para estatizar gradualmente a la minería y tampoco puede hacerla. Todas las propuestas en contra de la Constitución no pasan. La resistencia es masiva en la sociedad, al margen de que las marchas y movilizaciones se hayan apagado. Se siente la resistencia y la presión en contra del Ejecutivo.
El Gobierno no puede poner un solo ladrillo del “nuevo modelo”, pero sí puede destruir el Estado desde adentro, nombrando a militantes comunistas sin formación profesional ni técnica. Sin embargo, esa especie de empate entre el proyecto colectivista y el sistema republicano se romperá tarde o temprano.
En el Ejecutivo hay desesperación porque la estrategia de destruir el Estado desde adentro también comienza a cargarse a la administración Castillo. En ese contexto, el jefe de Estado declara a CNN y comete todos los errores habidos y por haber.
Luego de la entrevista a la televisora internacional, la resistencia sigue creciendo y pasa a otro momento. Veremos.
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