LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¡Cuidado con la libertad de prensa!
Partido Morado enfila contra periodistas y medios
La presidente del Consejo de Ministros (PCM), Violeta Bermúdez, ha cometido el peor error de su hasta hoy mesurada gestión: amenazó con acciones legales a un medio de comunicación y al periodista Beto Ortiz por difundir información sobre la eficacia de la vacuna Sinopharm en los ensayos clínicos en el Perú. El Ejecutivo y la PCM no exigieron una réplica inmediata al señalado periodista ni enviaron una carta notarial exigiendo rectificación, tal como se consagra en la Constitución y las leyes civiles nacionales.
El Ejecutivo anunció posibles medidas legales y, en segundos, se presentaron denuncias en contra de Ortiz y los periodistas, arguyendo delitos contra la tranquilidad pública. Todo comenzaba a asemejarse a una noche de cristales rotos, sobre todo luego de que algunos sectores empezaran a exigir el cierre de algunos medios.
Entre los candidatos presidenciales, Verónika Mendoza y Julio Guzmán dispararon contra el mensajero de la noticia y contra los periodistas. Guzmán, en absoluto descontrol, llegó a sostener más o menos lo siguiente: ¡Estamos hartos de que un grupo de golpistas y fábricas de mentiras, como Willax, conspiren contra la salud pública y la democracia. ¡No se cansan de desestabilizar!
El señor Guzmán está obligado a aceptar periodistas incómodos mientras siga vigente la Constitución de 1993 y continúe el sistema republicano, pese al generalizado deterioro institucional. Si no le gusta un periodista, un programa o un canal, simplemente que cambie de estación y asunto terminado.
Sin embargo, la desesperación de Guzmán revela el nivel de intolerancia a que se está llegando semanas antes de las elecciones generales. Si el Ejecutivo y el candidato oficialista se embarcan en una guerra del fin del mundo contra un periodista, significa que la polarización lo domina todo. De otro lado, vale recordar que, los autoritarismos y los fascismos, a través de la historia, siempre arguyeron emergencias nacionales y tranquilidades públicas para destrozar las redacciones.
En las últimas décadas, luego del fujimorato en los noventa y los chavismos tropicales en América Latina, ha quedado en evidencia que la libertad de prensa es la madre de todas las libertades. ¿Por qué? Porque ni siquiera el sufragio popular es garantía de control del poder político en repúblicas no consolidadas institucionalmente. Generalmente las políticas clientelistas de los autoritarismos del hemisferio suelen consagrar dictaduras de mayorías circunstanciales, que aplastan a las instituciones y encumbran a caudillos carismáticos.
Por todas estas consideraciones la libertad de prensa siempre debería ser una línea divisoria entre los demócratas y no demócratas. Allí no hay grises ni tonalidades sin definir.
A reflexionar, entonces, a semanas de una elección nacional que, no obstante la tragedia nacional en que nos ha dejado la administración Vizcarra, significará la quinta elección nacional sin interrupciones.
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