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Cateriano y los archirrivales
Sobre la nueva ronda de diálogo entre el PCM y la oposición.
El Presidente del Consejo de Ministros (PCM), Pedro Cateriano, ha iniciado una nueva ronda de conversaciones con Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y las informaciones señalan que volverá a reunirse con Keiko Fujimori y Alan García, dos líderes que se habían constituido en sus archirrivales políticos antes que de asumiera la PCM. En la política peruana el diálogo o la sola reunión entre archirrivales tienen una enorme significación.
En el siglo XX, Víctor Raúl Haya de la Torre, un político de vastas lecturas y formación histórica, siempre fue estigmatizado por los extremos izquierdos debido a los pactos que tejió con sus enemigos acérrimos. Allí están las incomprendidas “Convivencia” y “Súper-convivencia” no obstante que, de alguna manera, semejantes genialidades políticas evitaron la guerra civil en el Perú del siglo XX.
La reunión de Cateriano con sus archirrivales políticos tiene un doble mérito. En primer lugar, es la apuesta a seguir creando un espacio, alguna forma de convergencia, para resolver la falta de gobernabilidad. Y, en segundo lugar, quizá lo más meritorio, es que se insiste con el diálogo no obstante que éste ha fracasado en todas las líneas luego de las primeras juntas. Cualquier observador habría sostenido que una reedición de la primera convocatoria no era posible, porque en el Perú, la política, los líderes, no están para mecidas. Sin embargo los archirrivales tornaran a juntarse.
En medio de la polarización del espacio público, la ola de denuncias entre oficialismo y oposición, la convergencia de los enemigos, nos señala que ha surgido en los actores políticos consciencia sobre la importancia de la gobernabilidad en democracia. En el caso de Keiko, el gesto rubrica la idea de que ha surgido un nuevo fujimorismo, más civil y democrático, en las oposiciones a los gobiernos de Toledo, García y Humala. En cuanto a García se confirma que, si bien el líder aprista es una maquinaria electoral, sabe cuándo guardar las banderas para conversar.
Quizá lo más importante de estas reuniones entre Cateriano y los líderes es que un Gabinete lleno de heridas y jirones vuelve a recuperar capital político, a empoderarse de alguna manera, en precisos momentos en que faltan días para que el presidente Humala cumpla con el mandato constitucional de convocar a elecciones generales y se inicie el camino hacia el cuarto gobierno constitucional sin interrupciones. Semejante logro es un destello cegador frente a la inestabilidad democrática del siglo pasado.
Las pasiones políticas y las soberbias intelectuales siempre le han negado los reconocimientos a Haya, no obstante que la guerra civil estaba a la vuelta de la esquina. El aprismo era el tapón, la representación democrática, que evitaba la revuelta popular contra la sociedad oligárquica.
Si bien vale mantener las distancias, diferenciar los pesos de los protagonistas y evitar miradas apocalípticas sobre la democracia, es evidente que hay mucho de histórico en las nuevas conversaciones entre Cateriano y los líderes políticos. Mientras el Presidente está obsesionado con promover a los miembros de su promoción a los grados de generales de división y de brigada en el Ejército, los demócratas, los líderes políticos, siguen tejiendo la malla que fortalezca la gobernabilidad del país.
Por: Víctor Andrés Ponce
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