LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Castillo suspende reunión con Velarde por Antauro?
El dólar vuelve a trepar por desaire absurdo a presidente del BCR
El martes pasado el presidente Castillo había concertado una reunión con Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva (BCR), para analizar la continuidad en el cargo del banquero, considerado uno de los mejores del planeta. La junta se había programado en momentos en que el dólar continuaba en trepada imparable porque los ciudadanos y empresas se deshacían de soles y compraban dólares, como una manera de salvar sus ahorros y propiedad luego de que el Ejecutivo anunció que impulsará una asamblea constituyente y de la designación del Gabinete Bellido.
El solo anuncio de que Velarde continuaría al frente del BCR puso la tendencia alcista del dólar a la baja. Sin embargo, sorprendentemente, Castillo canceló la junta con Velarde y desarrolló otra con el ministro de Justicia –Aníbal Torres– y Virgilio Acuña, político vinculado a Antauro Humala. Para todos fue evidente que Castillo postergaba la reunión para abordar el espinoso asunto del indulto a Antauro.
En otras palabras, la crisis económica y el virtual paquetazo en la canasta básica familiar –que han desatado la constituyente y la conformación del Gabinete Bellido– para Castillo eran asuntos que se podían postergar. Al cierre de esta edición no había fecha para una nueva reunión entre el mandatario y Velarde, y para todos quedaba claro que el Ejecutivo pretendía aburrir al gran banquero peruano.
¿Qué significaba este terrible gesto de Castillo? Si no hay rectificación inmediata, significará la confirmación de que estamos ante “un gobierno revolucionario”, en el que no existe el menor interés en la gobernabilidad. El objetivo de la administración Castillo, entonces, se reduciría a utilizar el gobierno, el Estado, para construir un poder alternativo al republicano: soviets, rondas en el campo y la ciudad, debilitamiento de la Policía Nacional, entre objetivos.
Para “un gobierno revolucionario” la marcha de la economía es un asunto accesorio. Es más, si el calendario avanza y la economía se deteriora, el país se descapitaliza, y el sol sigue con su catastrófica devaluación, los objetivos revolucionarios avanzarán. Cuando la economía quiebre, las clases medias desaparezcan y la mayoría de la sociedad se vuelva pobre habrá llegado el momento del “giro revolucionario”.
Una sociedad descapitalizada, sin inversiones y con la mayoría de su población en pobreza es el terreno natural para el avance de los proyectos populistas y totalitarios. En ese contexto, el Estado aparece como “el gran salvador” y las estatizaciones y expropiaciones se ponen a la orden del día.
Si el señor Castillo no quiere ser acusado de comunista ortodoxo y de abandonar las tareas del gobierno para utilizar el Estado para un eventual plan revolucionario, lo mínimo que tienen que hacer es ratificar a Julio Velarde en la presidencia del BCR, volver a fijar la fecha de la reunión con el banquero y anunciar la noticia para detener la trepada del dólar, calmar a los mercados y evitar que las calificadoras de riesgo degraden a la economía nacional.
De lo contrario, solo se confirmará que en la Casa de Pizarro solo se repite la consigna de que “salvo el poder, todo es ilusión”.
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