LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Castillo sin Perú Libre ni Cerrón
Encrucijadas ante un jefe de Estado sin bancada
La dirigencia de Perú Libre acaba de formular una petición para que el presidente Pedro Castillo renuncie a su militancia perulibrista. Entre los argumentos principales para la demanda están una supuesta deslealtad partidaria, expresada en la promoción del fraccionamiento partidario y la formación de nuevas bancadas legislativas.
Sin embargo, como se dice, ver para creer. La solicitud de renuncia será real, se podrá materializar como un acontecimiento político cuando Perú Libre comience a votar contra el Gobierno en temas capitales. De lo contrario, todo será humo bolchevique. El argumento de la deslealtad y el fraccionamiento de Perú Libre no es real: todas las nuevas bancadas de izquierda votan al unísono cuando de por medio está el objetivo de la constituyente o la lógica anticapitalista.
Por el contrario, el fraccionamiento más bien parece una estrategia destinada a confundir a una inocente derecha con el objeto de multiplicar voces en la junta de portavoces y las comisiones del Legislativo. Otra vez, tenemos que decir “ver para creer”, repitiendo el aserto bíblico.
Sin embargo, la solicitud de Perú Libre nos revela en una instantánea la tendencia general: el Perú no se encamina a la constituyente sino a la anarquía; más allá de que, en medio de la implosión del Estado y la sociedad, el proyecto bolivariano siga siendo un enemigo soberbio para las libertades.
Ahora bien, aceptando la hipótesis acerca de que Perú Libre se distancia del Ejecutivo, una hipótesis que cobra fuerza por el relevo de casi todos los ministros pro constituyente dentro del Gabinete, ¿qué va a suceder en el Perú si no se forma la mayoría suficiente para vacar o inhabilitar al jefe de Estado? ¿Puede resistir un presidente de la República sin bancada y con una oleada de denuncias en su contra?
A veces el Perú sorprende por sus desenlaces. Castillo, en su afán de salvarse de eventuales procesos, podría estar dispuesto a armar un nuevo Gabinete inclinado más hacia el centro, más vinculado a Alianza para el Progreso y Acción Popular, dos partidos que parecen dispuestos a sacrificar cualquier futuro por las ventajas del presente.
En cualquier caso, algo que nos lleva a cierto optimismo es que el Perú se distancia un poco de la constituyente y las nacionalizaciones. Sin embargo, en vez de afirmar el sistema republicano y la economía de mercado, todo se asemeja a un derrumbe general, a una implosión indetenible.
COMENTARIOS