Editorial Política

El Niño: la amenaza sigue creciendo

El Niño: la amenaza sigue creciendo
  • 30 de junio del 2015

Sobre los últimos pronósticos que anuncian como muy probable un fenómeno desastroso

Los últimos reportes de los organismos internacionales que observan el fenómeno El Niño indican que éste alcanzará el grado fuerte en la costa sudamericana durante el período julio-septiembre, y que es muy probable que se prolongue con las mismas condiciones hasta el verano del próximo año. Esto quiere decir que la amenaza de un Niño desastroso no solo persiste sino que ha crecido. Ante este nuevo hecho, reiteramos la pregunta que hicimos hace dos semanas ¿Qué está haciendo el estado para prevenir los efectos del fenómeno? ¿Es consciente de que la falta de prevención agravaría los daños que sufriría el país?

Este portal no pretende ser alarmista, sino despertar a nuestras autoridades de su aparente letargo ante una amenaza que se perfila como muy probable. No lo decimos nosotros sino los últimos boletines del Climate Prediction Center de los Estados Unidos (CPC, 11 de junio), el International Research Institute (IRI, 18 de junio, también de EEUU) y la Japan Meteorological Agency (JMA, 10 de Junio, Japón). Las tres instituciones reportan que dicha anomalía climática crecerá de moderada a fuerte entre julio y septiembre y que lo más probable es que se prolongue con las mismas características nocivas durante el primer trimestre del 2016.

Nuestras autoridades no pueden decir que desconocen la amenaza porque los pronósticos que citamos aquí coinciden con el boletín 10 del comité multisectorial encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (EFEN), también publicado en Junio.

El presupuesto de la república 2015 tiene una partida de 3,000 millones de soles destinada a obras de prevención de El Niño, pero ninguna autoridad informa de los avances que se han realizado. El Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción de Riesgos de Desastres (Cenepred, creado el 2009) y el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) parecen ajenos a la amenaza. En las páginas web de ambos organismos no hay información sobre las labores preventivas.

Las autoridades parecen ignorar que la ausencia de prevención determinó que El Niño del verano 1982-83 destruyera casi toda la infraestructura vial, agrícola y sanitaria del norte del país, y también causó graves daños en miles de viviendas, escuelas, postas médicas, etc. Por si fuera poco, gran cantidad de agua de lluvias permaneció estancada por meses en las partes bajas de las ciudades, ocasionando epidemias de diarrea, dengue, paludismo, etc.  Las pérdidas fueron tan cuantiosas que el PBI nacional cayó en un 10% en 1983.

La otra cara de la medalla la vimos durante El Niño 1997-98, cuando la prevención del fenómeno atenuó los efectos destructores de las lluvias sobre la infraestructura y el PBI creció 0.3% a pesar de las pérdidas que sufrieron el agro y la pesca por el aumento de la temperatura. Esta vez no hubo aguas estancadas gracias a que se importó con anticipación equipos de bombeo.

Uno de los sectores más afectados por un Niño fuerte sin prevención sería el agro, pues las lluvias e inundaciones destruirían las bocatomas de los sistemas de riego y las altas temperaturas impedirían que florezcan las plantas de diversos frutos que el Perú exporta actualmente, como el mango o la palta.

En cuanto a la pesca, si el Niño fuerte llega no habría segunda temporada de pesca (noviembre-diciembre) lo cual afectaría sobre todo a las pesqueras industriales, que vienen de dos años de pérdidas ocasionadas por las malas políticas regulatorias del actual gobierno. En 1997-98 este sector pudo capear en parte el mal momento porque llegaron a nuestras aguas grandes cardúmenes de sardina.

Pero El Niño sin prevención no solo trae desastres naturales sino también políticos. Por ejemplo, el del 82-83 fue uno de los factores que explicaron en su momento el derrumbe de la popularidad del entonces presidente Fernando Belaúnde Terry. En las elecciones de 1985, su partido, Acción Popular, fue aplastado en las urnas y desde entonces no volvió a alzar vuelo.

El presidente Ollanta Humala corre el mismo riesgo o tal vez uno mayor debido al bajo nivel de aprobación popular con que está llegando al último año de su gestión (10%). Un Niño desastroso en tales circunstancias, probablemente terminaría de borrar del mapa político al Partido Nacionalista.

  • 30 de junio del 2015

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