Economía amenazada por la crisis política

El domingo pasado el presidente Vizcarra anunció que planteaba una “cuestión de confianza” al Congreso y, en el acto, los cables internacionales y los reportajes de la televisión extranjera señalaban que “el Presidente amenazaba con cerrar el Congreso”, aludiendo a las terribles experiencias chavistas en la región. La democracia peruana que avanza hacia una quinta elección nacional sin interrupciones se presentaba ante los mercados mundiales como “una republiqueta” en donde el Legislativo podía ser cerrado. Si bien al día siguiente el Congreso retrocedió y se allanó a la presión presidencial, el daño estaba hecho. Los agentes habían tomado nota. Carlos Adrianzén, Decano de la Facultad de Economía de la UPC, asevera que esta situación postergará algunas inversiones.

En este contexto, César Peñaranda, director del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la CCL, sostiene que la proyección del crecimiento de la inversión privada de 5.5% para este año —luego de cuatro años de desplome— puede verse afectada. “En la década pasada la expansión de la inversión privada era de dos dígitos”, recuerda.

Si bien un crecimiento del 4% para el 2018 parece asegurado, es incuestionable que la crisis institucional y política empujará las cosas hacia abajo. “Cifras de 3% o de 2% de expansión del PBI” parecen lo más probable en el 2019 y el 2020, señala Adrianzén. Es evidente que con semejantes números es imposible reducir pobreza. Lo más probable es que volvamos a incrementar este flagelo social, tal como sucedió en el 2017.

En cuanto a economía, pues, la situación del Perú comienza a ensombrecerse. Peñaranda asevera que la crisis institucional y política no permite aprovechar un contexto internacional favorable, que hacia el 2020 se tornará adverso por la crisis de deuda que se avecina y las guerras comerciales entre Estados Unidos, China y Europa. En este contexto, incluso se prevé que los precios de los commodities empiecen a bajar.

¿Acaso este escenario de crisis institucional puede ser determinante para la economía? La respuesta es sí. Durante los gobiernos de Humala y PPK el Perú comenzó a retroceder en todos los indicadores institucionales del Foro Económico Mundial, que determinan la productividad y la competitividad de la economía.

Peñaranda señala que los cimientos de un crecimiento sostenido del Perú tienen que ser la solidez de sus instituciones y la estabilidad macroeconómica. Agrega que la fortaleza de estos pilares permite enfrentar cualquier temporal externo. En este escenario, si no se logra reformar el Ejecutivo, el Legislativo y al Poder Judicial, todos los activos institucionales y económicos construidos en los últimos 28 años comenzarán a desmoronarse. Y estaremos preparando el terreno para la involución estatista que caracteriza a las sociedades de ingreso medio, que no pueden seguir reformando sus instituciones.

Asimismo Peñaranda señala que la estabilidad macroeconómica de los últimos 28 años puede complicarse por el déficit fiscal. Agrega que la recaudación no está asegurada si no se avanza hacia una reforma tributaria integral. “Se requiere una reforma de la misma magnitud que la que se desarrolló en 1991, cuando se creó la Sunat” señala.

Desde cualquier ángulo de análisis, la crisis política e institucional que se desató con la solicitud de confianza planteada por el Ejecutivo no solo empuja a la democracia a un abismo indescifrable, sino que se convierte en el peor enemigo de la economía de los últimos 28 años. Y siempre vale recordar que una de las pocas cosas que ha funcionado en nuestra historia republicana es el modelo económico del último cuarto siglo, que generó un bienestar que nunca había sido alcanzado. Y si bien sigue existiendo una enorme deuda social, no obstante los avances, los retrasos se explican por el fracaso general del Estado y las élites políticas. El Estado fracasa y los mercados cumplen su papel.