Guillermo Vidalón

Recordemos que son humanos

Recordemos que son humanos
Guillermo Vidalón
01 de junio del 2016

Ambos candidatos deberán colaborar por el bien de la democracia

Las campañas electorales son agotadoras, tanto para los candidatos como para su entorno más cercano, quienes deben coordinar toda la logística en un plazo muy breve y, en el ínterin, poner al día al candidato de las acciones y declaraciones del o los grupos opositores. Que a alguien le pregunten cincuenta veces sobre la misma materia claro que aburre, cansa, agota y muchos candidatos terminan en el hartazgo, perdiendo los papeles —como comúnmente se dice— y una frase enérgica, infeliz o no, muchas veces deja traslucir nuestros sentimientos más profundos, nuestra real forma de pensar.

En ese sentido, la contienda electoral, con sus múltiples vallas, demanda una gran preparación del candidato, física y más que nada anímica. Obviamente, se da por descontado su conocimiento y preparación sobre la realidad del país. Que un candidato se ofusque no debería sorprender al elector, quien no tiene que cambiar su preferencia hacia uno u otro por hechos que finalmente resultan anecdóticos y que terminan favoreciendo al contendor.

Los estrategas de campañas electorales apelan a la emoción porque saben racionalmente que la mayoría de decisiones que tomamos se centran fundamentalmente en las emociones: favorecemos a unos más que a otros por la relación afectiva que hemos establecido. No obstante, el candidato a presidente recibirá un encargo en el que las emociones son lo que menos importan. En la administración del Estado se deben tomar decisiones racionales para garantizar que el anhelo ciudadano se encamine por la ruta correcta en el menor plazo posible.

Las funciones de los estados tienen carácter de permanencia, por eso es que resultan inacabadas, y los presidentes cumplen una función que fue bien resumida por el fundador del partido aprista, Víctor Raúl Haya de la Torre: “Espacio tiempo histórico”. Si un presidente no tiene claro cuál es su “espacio” para ejecutar sus propuestas, habrá perdido el “tiempo histórico”; es decir, o actúas hoy o pierdes tu oportunidad. Lo racional en un mandatario será establecer el momento del “hoy” para que su propuesta sea aceptada o que su resistencia sea minimizada.

En el Perú, los candidatos Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski tienen grandes desafíos que enfrentar para convertir en realidad la visión de país que comparten. Si ambos se comprometen a colaborar y respaldar lo sustancial de sus propuestas, más allá de quien resulte ganador el próximo 5 de junio, nuestra democracia habrá dado un magnífico paso adelante.

Que el reconocimiento ciudadano del próximo presidente, así como de quien obtenga el segundo lugar, tenga como fundamento la convicción que resulta indispensable para la promoción de la inversión que impulsará el desarrollo y, subsecuentemente, la generación de bienestar. La ciudadanía quiere que, al culminar el proceso electoral, quien ocupe el segundo lugar se ponga a disposición del ganador y le haga presente, tal como se hacía en la antigua Roma con el general victorioso, “¡Mira tras de ti! Recuerda que eres humano”.

 

Guillermo Vidalón

 

Guillermo Vidalón
01 de junio del 2016

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