Reconstrucción y burocracia

La reconstrucción de las ciudades afectadas por el fenómeno de El Niño costero tiene como principales enemigos a un Gobierno ineficiente y una tremenda burocracia. La gente del norte, al igual que nuestros hermanos del sur —que cada año son abatidos por las inclemencias del friaje y las heladas— tienen toda la razón de llenarse de rabia y exigir más celeridad a sus autoridades.

Existe una Ley de Reconstrucción con Cambios que se suponía le daría mayor dinamismo a este proceso, pero en la práctica no está ayudando mucho. ¿Qué pasará con el norte del país cuando tenga que elegir a sus nuevas autoridades? ¿Tendrán que esperar que los nuevos gobernadores y alcaldes se pongan al día y, después de un año de aprendizaje, recién comiencen a trabajar?

Lo mismo sucede a nivel país cada vez que se elige a gente que no tiene ni idea del manejo de la gestión pública. Se nombran ministros que tardan casi tres meses para ponerse al día y enterarse cuáles son las funciones de su sector; y mientras tanto, que esperen los demás. Que espere el norte, que espere el sur, que esperen las obras.

Hace poco Pablo de la Flor, un hombre que tiene el mismo perfil profesional que otros hombres y mujeres con cargos en el Gobierno, dejó la dirección de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios. ¿Ustedes creen que el norte se sentará a esperar tranquilamente?

He escuchado a algunos decir que la reconstrucción del norte es peor que la experiencia en el sur luego del terremoto en la región Ica. Yo solo podría decirles que en el año 2011 se entregaron hospitales de gran tamaño —como el hospital regional de Ica, el Hospital San Juan de Dios en Pisco, Essalud en Chincha—, además de colegios y obras con el programa Agua para Todos.

Es lamentable, pero se han juntado los peores ingredientes: ineficiencia, falta de manejo político, burocracia. Tenemos recursos hasta por conceptos de reservas internacionales netas, pero sigue faltando capacidad de gasto. Aceleren.