Guillermo Vidalón

ODEBRECHT Y GLOBOS DE ENSAYO

ODEBRECHT Y GLOBOS DE ENSAYO
Guillermo Vidalón
18 de enero del 2017

¿Por qué resulta importante fortalecer la institucionalidad?

En Latinoamérica, como en otros países del mundo, vivimos en sociedades donde la incertidumbre con relación al futuro se magnifica por los sucesivos errores ciudadanos cometidos en los procesos eleccionarios, los cuales terminan por encumbrar a bandas delictivas en lugar de verdaderas organizaciones políticas que forjen líderes con visión de estadistas. Al respecto, es pertinente recordar que dichas organizaciones están en crisis al haberse “desconectado” de los intereses y motivaciones de los electores, porque fueron infiltradas por bandas o porque estas últimas decidieron crear sus propias organizaciones políticas.

La consolidación e internacionalización de estas “organizaciones” es lo que de algún modo se ha transparentado en el caso de constructoras brasileñas —cuyos directivos vienen siendo juzgados por su respectivo Poder Judicial—, que ha develado a un sector de la clase política que se presentaba como el embanderado de la moral pública. En adelante, la moral no debe volver a ser asociado ni excluida de una tendencia o agrupación política porque la mancilla. Entendamos que la política, como toda actividad humana, tiene sus aciertos y también sus yerros.

Afortunadamente, las reservas morales y la capacidad de indignación en Brasil están transformando y fortaleciendo su institucionalidad; e indirectamente, con mayor o menor grado, también lo harán en sociedades como la nuestra. ¿Por qué resulta importante fortalecer la institucionalidad? Porque esta impacta positivamente en la mejora de la calidad de vida de las personas y, por consiguiente, resulta de interés general de la ciudadanía. El “sismo” desencadenado por la judicatura brasileña impulsará el recambio de la clase política —al conocerse su participación en hechos de corrupción— a uno y otro extremo del espectro político. Pero nadie puede asegurar que los próximos actores tendrán cuidado de no repetir los mismos yerros, ni que estos no llegarán acompañados de prácticas aún más graves.

Lamentablemente, a veces, algunos medios de comunicación resaltan hechos, voluntaria o involuntariamente, que permiten sacar de la agenda pública acontecimientos de interés general, como el caso Odebrecht, para reemplazarlo por otros. Analicemos, más allá de la pertinencia o no de la resolución judicial que ordena el cambio en el registro civil de un acto jurídico celebrado en el extranjero, lo cierto es que el interés de dos o más personas no constituye un acto que impacte o perjudique el interés general de la ciudadanía, como sí lo constituye el sobrevalorar obras públicas para pagar sobornos con el dinero de todos los peruanos.

Las conductas de las personas reflejan sus convicciones morales, pero estas son intrínsecas a cada una de ellas y, por consiguiente, no pueden ser punibles ni objeto de escarnio. Tampoco empleadas como psicosociales para distraer la atención respecto de lo que sí perjudica al conjunto de ciudadanos. Esperemos que los acontecimientos del Brasil sirvan para impulsar y fortalecer una profunda reforma del sistema judicial en el Perú para hacerlo confiable, previsible, eficaz y, por lo tanto, respetado.

Por: Guillermo Vidalón del Pino
Guillermo Vidalón
18 de enero del 2017

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