Iván Arenas
Notas sobre el nadinismo
Ex primera dama sería denunciada por Comisión Lava Jato
En medio de una campaña contra el fiscal Pedro Chávarry —con “periodicazos” y oportunísimas encuestas, en las que más del 90% de encuestados pide su renuncia— se conoce que la Comisión Lava Jato en el Congreso denunciará a la ex primera dama Nadine Heredia por el cobro de una supuesta coima de más de S/ 4 millones a la constructora brasileña OAS, encargada de construir el Hospital Antonio Lorena (Cusco). No obstante, la concentración de medios y periodistas apenas han levantado la noticia. Si a lo anterior añadimos la avalancha contra Chávarry —quien ha empezado a reorganizar la investigación Lava Jato en la Fiscalía— entonces ya sabemos por dónde va el asunto.
Antes vale indicar que OAS habría entregado el dinero a Nadine Heredia durante la campaña del 2011, empeñando así la construcción del Hospital Lorena, cuyo valor sobrepasó los S/ 190 millones. En las andanzas se habría involucrado el ex gobernador regional cusqueño y hombre de confianza del nadinismo Jorge Acurio, quien está preso preventivamente por haber recibido una supuesta coima de parte de otra empresa brasileña (Odebrecht). Menudo detalle. También vale recalcar que, más allá de algunas formalidades, toda la Comisión Lava Jato aprobó la denuncia contra Nadine Heredia. Toda la investigación anterior se suma al desbalance patrimonial por cerca de S/ 1.5 millones incautados por la Fiscalía, que ni Heredia ni sus abogados han podido hasta el sol de hoy reconocer ni responder.
¿Por qué la avalancha contra Chávarry? Porque a diferencia del ex fiscal Pablo Sánchez, Chavarry sería incómodo para quienes están comprometidos hasta el tuétano en el tema Lava Jato. En este cóctel están metidos políticos, medios, empresarios socios de las empresas brasileñas y periodistas. De allí es que se haya organizado una coalición para “bajarse” a Chávarry.
Ahora bien, es bueno revisar qué significó el nadinismo para la República. De alguna manera las democracias se organizaron y se inventaron para separar la cosa pública y el poder de los líos y entuertos familiares. Todo ello lo alteró el nadinismo. Nunca, jamás (ni con Belaunde ni con Odría pasó esto) una cónyuge tuvo tanto poder y manejó los hilos del poder como Heredia. Por un momento se pensó que el hombre solo estaba de adorno, y quien gobernaba verdaderamente era Heredia.
No obstante, Heredia desarrolló una forma de gobernar en la que el Estado irrigaba presupuesto a algunos medios y periodistas para que liquiden a los opositores. Ni con Toledo, ni con García II se vio ese fenómeno en democracia, solo con el gobierno autoritario de Fujimori-Montesinos.
Al margen de si Heredia es o no inocente, es evidente que durante el gobierno de su esposo, el Perú perdió la gran oportunidad de consolidar el crecimiento de la economía (eso del precio de los commodities suena a un buena salida) y reducir pobreza.
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