Iván Arenas

Los que acusan al fiscal Chávarry

El establishment político y mediático de los últimos 20 años

Los que acusan al fiscal Chávarry
Iván Arenas
05 de septiembre del 2018

 

El gran problema de quienes acusan y quieren la destitución del fiscal de la nación Pedro Chávarry es que también son parte de la milonga. No son inocentes. Aunque parece algo extraño, en esa pléyade que fustiga y flagela diariamente a Chávarry se han juntado medios, periodistas, analistas, columnistas y políticos que —ante la advertencia del fiscal de poner mano dura, cosa que no hizo el anterior fiscal, Pablo Sánchez— arman ataques masivos con el objetivo de hacer real una hasta ahora posible destitución.

Pero resulta que si Chávarry es destituido por la conjura de una “noche de cuchillos largos” al interior de la junta de fiscales, no será por otro “delito” (si se le puede llamar así) que el de aceptar una reunión con periodistas organizada por el lobbista Antonio Camayo, que en un principio negó enérgicamente. No hay otra razón más. Si el yerro de Chávarry —no reconocer la reunión— es la razón fundamental para una posible destitución, entonces ¿qué hacemos con el presidente Vizcarra, quien negó una y mil veces conocer a Camayo, a pesar de que existen sobradas pruebas de una amistad muy cercana? ¿O qué hacemos con el juez César San Martín, quien —para algunos— cometió algunos delitos y varias faltas al pedir que se acelere el plazo para un proceso judicial que le interesaba? Tremendas preguntas.

¿Quiénes quieren la destitución de Chávarry? En primera línea están las figuras políticas implicadas, por angas o por mangas, en el caso de corrupción de las empresas brasileñas (caso Lava Jato): Toledo, Humala, PPK y Villarán. En segunda línea están los medios y periodistas que o trabajaron o apoyaron a los políticos antes mencionados —Toledo, Humala, PPK y Villarán— o se beneficiaron con el “apoyo filantrópico” (para llamarlo de alguna manera) de las empresas brasileñas. En otras palabras: todo el establishment político y mediático que ha tratado de ser hegemónico en los últimos veinte años está metido en el saco. Allí está el gran detalle.

Lo que resulta sorprendente es que quienes pretenden que se destituya a Chávarry son los mismos que convivieron con el ex fiscal Pablo Sánchez quien no movió un dedo para conocer las verdaderas extensiones corruptas de las empresas brasileñas y los implicados en ella. En todo caso, el anuncio de que Marcelo Odebrecht entregará pruebas de las coimas a Ollanta Humala es cosecha única y exclusivamente de Chávarry.

La avalancha de un sector político —que tiene un sorprendente rebote mediático, vale decirlo— a favor de una posible destitución de Chávarry quiere lograr que la campaña a favor o en contra del fiscal se convierta en una especie de parteaguas que divida a los “corruptos” de un lado y a los “honestos” del otro. En este caso, los “honestos” serían quienes persiguen a toda costa la destitución del fiscal; pero soslayan, sin el menor rubor, que han participado en los gobiernos tan corruptos como el autoritarismo albertista.

En la dialéctica de los golpes, los fujimoristas solo están resistiendo. Hasta el momento Fuerza Popular ha demostrado que no tiene ni una pizca de capacidad política para tratar de colocar una agenda política. En todo caso, veremos si siguen resistiendo aceptando los golpes o deciden hacer política de verdad. Ver para creer, dijo un ciego.

 

Iván Arenas
05 de septiembre del 2018

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