Guillermo Vidalón

La zurda seguirá anquilosada (Parte I)

La zurda seguirá anquilosada (Parte I)
Guillermo Vidalón
06 de mayo del 2015

Asistencialismo es herramienta de la izquierda para quedarse en el poder.

La izquierda se atrinchera en los claustros universitarios para copar el debate político en esas instituciones, aprovecha la etapa de formación de la juventud para desplegar su estrategia de manipulación, se aúpa a la inexperiencia de los jóvenes y utiliza su natural actitud cuestionadora.  ¿Acaso la subversión de los años 80 del siglo XX no se hizo fuerte en las aulas universitarias? ¿Acaso en la actualidad no pretende rehacerse en esos mismos escenarios? ¿Acaso no está presente en cada espacio de conflictividad social?

Su estrategia es “legitimar” su accionar social y participación política a partir de un único discurso “académico” que oculta sus verdaderas intenciones. No motivan la reflexión sobre la importancia del desarrollo de todas las actividades económicas para generar bienestar. Afirman que la inversión privada traerá mayor desigualdad, pero nunca señalan que gracias a ella se ha logrado incluir a un mayor número de peruanos a la dinámica de progreso, que les ha otorgado mejor calidad de vida, como nunca antes se había hecho en toda la historia de la republicana.

Gracias a la inversión privada, algunos han ascendido más rápido, pero también lo hizo un tercio de los pobres. ¿O es que la izquierda pretende la igualdad en la pobreza?  Quizás por eso detuvieron el proyecto minero Conga, empobreciendo rápidamente a Cajamarca.

En Tambogrande también actuaron violentamente en contra de un proyecto aurífero, ¿cuál ha sido la consecuencia? que hoy la extracción ilegal arrasa el valle ante el silencio de la izquierda, incluida la autodenominada “ambientalista”. Y Río Blanco es otro proyecto detenido, también en Piura. Luego, dirigieron sus baterías contra el proyecto Santa Ana en Puno y, recientemente, contra Tía María en Islay. ¿Tienen alguna propuesta de desarrollo para el valle de Tambo, Arequipa? Ninguna.

¿Por qué hay diferencias entre las personas?

Porque las personas tenemos motivaciones distintas, realizamos actividades que la sociedad valora de manera diferente y otorga reconocimientos distintos. Un artista busca la fama porque le estimula la ovación del público, un monje promueve la trascendencia de sus reflexiones, un hombre de negocios persigue el logro en sus emprendimientos.  Los indicadores  de éxito en cada uno difieren significativamente y sería injusto calificar al sistema productivo como el responsable de la desigualdad de los bienes materiales que poseen unos y otros. Todos ellos se encuentran realizados y disfrutan a plenitud la forma de vida que adoptaron libremente, de manera legítima, pacífica y democrática.

Antes, la izquierda peruana exhibía como modelos de gobierno a las hoy frustradas experiencias en la Unión Soviética y sus satélites.  Sucede que la “Unión” se disolvió para terminar reconociendo el aporte social de la iniciativa privada y la importancia de la propiedad individual en el proceso de desarrollo.  Cuba sobrevivió inicialmente gracias al subsidio soviético; luego cabalgó sobre el chavismo, pero para los fines de los Castro, Nicolás Maduro no da la talla. La caída del precio del petróleo ha golpeado la economía caribeña y los Castro han decidido negociar con su antes odiado vecino del norte.

China, más allá de su orientación política, tiene definido un objetivo de Estado: convertirse en la primera potencia económica, por eso alienta y estimula los emprendimientos de su sector privado, porque sus líderes políticos son conscientes de que estos son más eficientes en la generación de riqueza.

No obstante lo anterior, la izquierda peruana sigue con propuestas anquilosadas, dogmáticas. Estratégicamente, ha abandonado su discurso a favor de ‘la Lucha Armada’ por la asociación de ésta al terrorismo. También lo hizo con la “lucha de clases” porque la historia entrega innumerables ejemplos de éxitos económicos que no se sustentan en la posesión de medios de producción (como argüía el marxismo), sino en el principal activo de nuestro tiempo, el conocimiento.

Para la izquierda, la redistribución por medio de sistemas asistencialistas está orientada a garantizar su presencia en el gobierno.  Rehúsan empoderar a los ciudadanos proporcionándoles conocimientos de calidad, prefieren dependientes utilizados por un gobierno centralizado que termina colapsando por la corrupción. La izquierda no está prístina, ha ejercido gobierno y demostró, generalmente,  incompetencia en su gestión.

Por Guillermo Vidalón del Pino

06 - May - 2015

Guillermo Vidalón
06 de mayo del 2015

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