La izquierda, otra vez desconcertada

Reflexiones sobre la actuación política de la izquierda peruana

Las izquierdas peruanas aún siguen atrapadas en un discurso que apela al mito de la construcción de un paraíso mediante el ejercicio de la violencia. Le llaman “moral revolucionaria”, pero ¿qué pueden tener de revolucionarios quienes alientan la conflictividad social hasta ocasionar la pérdida de vidas humanas?, ¿será moral apelar al “cuidado del ambiente” deteniendo proyectos mineros formales y en simultáneo cerrar los ojos cuando se trata de la extracción ilegal de los recursos naturales por quienes contaminan inmisericordemente a la naturaleza?

Las izquierdas peruanas tienen mucho que reflexionar y le deben a la ciudadanía una autocrítica sincera. No han estado ausentes del gobierno, ni del nacional ni de las instancias regionales ni municipales. En cada uno de ellas, el éxito les ha sido esquivo, su gran preocupación fue la distribución del crecimiento pasado, como si la población hubiese dejado de crecer o disminuyese. Tampoco es que hayamos llegado a un estadío que permitiese el disfrute presente y futuro.

Lo señalado anteriormente no es más que una transmutación del denominado “Post Extractivismo” (extrae sólo las riquezas naturales que vas a consumir). O lo que es lo mismo, privemos a la población de casi el 60 por ciento de las divisas que nos permiten adquirir los productos que no producimos y, en adición, respecto de los cuales carecemos de ventajas comparativas.

El Post Extractivismo es el discurso de la izquierda que dice no me opongo a la minería pero a la vez organizo revueltas en contra del desarrollo de la misma.  Es la misma línea de pensamiento. Su mensaje es “no te preocupes por el crecimiento ni por seguir desarrollando, ya es suficiente”.  Cabe preguntarse, ¿Y el 22 por ciento de peruanos que aún viven en condiciones de pobreza? Para ellos el discurso de la inclusión cuando se requiere su voto en los procesos electorales, mientras que en la práctica los privan de una oportunidad económica significativa como es el aprovechamiento de los recursos naturales.

Las izquierdas nos hablan de la importancia de la educación para generar condiciones de equidad. Todos sabemos ello, allí hay una coincidencia inclusive con quienes mantenemos divergencias sustanciales con sus puntos de vista.  No obstante, reiteramos que la educación, la salud, la seguridad y la administración de justicia requieren ser subvencionados, no son generadores inmediatos de recursos económicos.  Entonces, ¿cómo es que las izquierdas piensan financiar una mejora de la calidad de los servicios públicos sin generar mayor actividad económica?, porque si piensan llevar a cabo algo similar a lo que sus pares del Socialismo del Siglo XXI han hecho en Venezuela, asfixiar al sector productivo y sobredimensionar el aparato estatal hasta quebrarlo por completo, mejor mantenerlos democráticamente alejados del poder.

Si las izquierdas realmente han renunciado al ejercicio de la violencia, esperamos que contribuyan a fortalecer las estrategias de diálogo en vez de la confrontación. Que reiteren su compromiso con el desarrollo de la minería, que propongan un programa de gobierno que reconozca el impulso que puede generar la inversión minera, así como las sinergias que se producirán como consecuencia del desarrollo de nueva infraestructura pública. Ello elevará los índices de productividad y, por lo tanto, la competitividad del país y el bienestar de todos los peruanos. Esto debería ser el objetivo de toda organización política, más allá de los matices que pudiesen existir entre cada una de ellas.  

Por: Guillermo Vidalón del Pino