Javier Agreda

Cuando llega la honestidad

Cuando llega la honestidad
Javier Agreda
06 de marzo del 2015

Sobre Juan Marsé, el gran narrador español, el premio Planeta Novela 2005 y Jaime Bayly.            

El escritor Juan Marsé (Barcelona, 1933) suele ser considerado parte de la generación española del 50, conformada por autores como Juan Goytisolo, Juan García Hortelano y Manuel Vázquez Montalbán; aquellos que desde Europa contribuyeron con la generación latinoamericana del boom (Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, etc.) al gran momento de la novela escrita en español durante los años sesenta y setenta. Marsé es autor de algunas muy buenas novelas, como Últimas tardes con Teresa (1996), Si te dicen que caí (1973) y Rabos de lagartija (2000), entre muchas otras, que le han valido los más importantes reconocimientos literarios en todo el mundo, incluido el Premio Cervantes (2008). Sin lugar a dudas, es uno de los grandes narradores españoles de la actualidad. 

En los últimos días Marsé ha hecho noticia por la publicación de su primera biografía: Mientras llega la felicidad (Anagrama, 2014), escrita por Josep María Cuenca (Barcelona, 1966), tras una investigación de más de cinco años, y con abundantes citas de diarios personales y entrevistas. Como era de esperarse, el libro está lleno de historias interesantes sobre la industria editorial española, que ya están comenzando a ser difundidas. Pero hay una en especial que se ha convertido en un pequeño escándalo: la renuncia de Marsé como jurado del Premio Planeta de Novela 2005, que ganara María de la Pau Janer (con la novela Pasiones romanas) y en el que quedó como finalista el peruano Jaime Bayly (con la novela Y de repente un ángel). 

El blog literario español Patrulla de Salvación ha publicado las páginas del libro en las que se cuentan estos sucesos. Todo comienza con una anotación en el diario personal del escritor, el 29 de setiembre: “Llamo a Carlos Pujol (directivo de la Editorial Planeta) para comentarle que la calidad de los originales para el Premio Planeta es peor que mala. Que lo sabe, dice. El premio no puede declararse desierto. ¡Es algo horrible!”. Un par de semanas después, las anotaciones del diario resultan furibundas: “Lo del Planeta pinta mal. Mejor dicho, yo pinto mal en ese premio. Carlos Pujol dice que uno de los originales… le pareció entretenido. ¡Cielo santo! Le hacía a Pujol un criterio más exigente. Acerca del otro original en liza, Pere Gimferrer me dice por teléfono que, al menos, no le ha aburrido. Pues sí que estamos bien. No voy a dar ningún voto a una obra que es una vergüenza, un insulto a mi inteligencia, al jurado y al premio mismo… ¿Qué va a pasar? Por encima de todo, yo quiero obrar limpiamente, según me dicta mi conciencia y aunque mi criterio vaya en contra del interés comercial de Planeta y el Premio”. 

El resultado final fue la renuncia irrevocable de Marsé a ser parte de ese jurado. Y no se puede dejar de citar al menos una parte del largo párrafo que el español le dedica a la novela de Jaime Bayly: “Una especie de culebrón peruano ternurista y desaforadamente verboso, tan decantado a lo sentimental y sensiblero que da grima. Juraría que el autor escribe telenovelas de éxito en su país. Trufada de diálogos ñoños y afectados, redundantes y vacuos a ratos, o pretendidamente graciosos, y reiterativos… todo servido en una prosa simplona que duerme hasta a las ovejas”. 

Por Javier Ágreda
06 - Mar - 2015

Javier Agreda
06 de marzo del 2015

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