Jorge Morelli

Cortesía de la imprevisión

Cortesía de la imprevisión
Jorge Morelli
17 de febrero del 2016

La candidatura de Julio Guzmán sigue en duda

Luego de crear en el país, durante días, un clima de suspenso irritante e innecesario, el Jurado Nacional de Elecciones ha salido con un parto de los montes. Ha producido una resolución que es una obra maestra de la confusión y la ambigüedad, que no solo prolonga sino agrava la incertidumbre.

El Jurado Nacional le ha devuelto el expediente al Jurado Especial, que ahora se pronunciará sobre la candidatura del señor Guzmán. Pero tampoco de manera final. (Los Jurados Especiales en las regiones se pronunciarán, a su vez, sobre las listas al Congreso de esa partido en cada región. Y es posible que se pronuncien de maneras distintas).

Si el Jurado Especial de Lima ratifica lo resuelto hoy, el candidato apelará de esa decisión ante el Jurado Nacional, además de interponer un amparo ante el Tribunal Constitucional (existe jurisprudencia del Tribunal al respecto) Mientras se producen los pronunciamientos del Jurado Especial y del Jurado Nacional, que pueden tomar semanas, Guzmán lógicamente continúa en campaña.  

El Jurado Nacional, además, debió resolver por unanimidad un asunto tan delicado. Pero hay en la decisión de hoy dos de cinco votos en minoría, entre ellos el del propio Presidente, que dieron la razón al candidato. El asunto no era, pues, concluyente.

Hoy, la culpa es del propio Jurado, que ha manejado la situación con los pies. Si el partido de Guzmán cometió una irregularidad en diciembre pasado -con su convalidación supuestamente indebida-, el Jurado Nacional debió resolver de inmediato en lugar de esperar hasta siete semanas antes de la elección para hacerlo. Y lo peor es que por la naturaleza de la consulta no ha podido ponerle punto final a la cuestión tampoco hoy, dejando pendiente de nuevas resoluciones, ante la apelación del candidato, la decisión final. Esto prolonga la incertidumbre quizás durante semanas y hasta las proximidades de la elección.  

La incompetencia del Jurado ha producido, pues, la tragicomedia de un drama por entregas, un sainete legal en cámara lenta que es una virtual interferencia en el proceso electoral no importa ya cuál sea, al cabo, la decisión final sobre la materia. El proceso electoral puede ser ahora incluso objeto de impugnación. Sea cual fuere el resultado del despropósito, sin embargo, es posible que los peruanos no lo sepamos hasta poco antes de la elección. Podrían ocurrir entonces vuelcos masivos e impredecibles en la intención de voto. Una obra de suspenso monstruoso, en suma, fina cortesía de la imprevisión.    

Jorge Morelli

 
Jorge Morelli
17 de febrero del 2016

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