Octavio Vinces

Construcción mediática de un personaje

Construcción mediática de un personaje
Octavio Vinces
01 de julio del 2014

Error y debilidad, armas para crear figura pública que sentimos cercana

Se nos vende la necesidad de saber de la vida y milagros de los demás, porque vivimos en una sociedad con ansias de rebuscar aquello que no le concierne y le es ajeno. Los murmuradores han hecho su agosto en esta época de tabloides, reality shows y estados de celebridad decididamente banales. Cuando personajes de la farándula son líderes de opinión y deportistas jubilados ocupan curules parlamentarias, a los paparazzi les toca jugar el rol de moderadores de la moral pública. Los medios no cesan de mostrar infidelidades extravagantes e indecorosas, impensadas declaraciones de principios, reconciliaciones cargadas de impúdica emotividad. Podría decirse que casi todo el que puede se anima a negociar la exclusiva de su matrimonio, de su divorcio, de su parto, de su cirugía plástica o su secuestro express. Y que el que no puede, no dejará pasar la oportunidad de engrosar las estadísticas de los lectores y la teleaudiencia.

En este contexto comienzan a gestarse algunos de los personajes más queridos y cercanos, los que terminarán alimentando esas ansias generadas por la malsana inclinación al chisme. Aquellos cuya disposición para revelar sus intimidades los convierte en un espejo donde los demás pueden reconocerse. ¿Pero es que la satisfacción de ese deseo de reconocerse —de identificar las propias pequeñeces con las de otros, célebres y famosos— es gratuita e ilimitada? ¿Quiénes terminan soportando sus costos y quiénes son sus beneficiarios?

«Qui auget scientiam, auget et dolorem», «quien aumenta el conocimiento aumenta también el dolor», afirma el Eclesiastés, uno de los primeros libros de la Biblia escrito en el siglo II a.C. Si nos atenemos a esto, siempre será preferible ignorar la realidad para evitar el sufrimiento. Pero nuestro sociedad, mediática y televisiva, parece decantarse por una tradición más griega que bíblica: «Ta pathemata mathemata», “los padecimientos, los sufrimientos, son enseñanza”. Esta frase de Herodoto sintetiza el modelo que aparece en varias tragedias —en la Electra de Sófocles, especialmente— y bien pudo haber estado presente en el pensamiento del doctor Freud, pues el psicoanálisis enseña a escrutar penosamente en la interioridad a fin de evadirse del pozo negro de la enfermedad.

Pero estos últimos pensamientos son, sin duda, producto de una momentánea sobreestimación de la realidad: no todo el mundo está preparado ni dispuesto al esfuerzo físico e intelectual que requiere una terapia de introspección. Ser capaz de dialogar con los propios fantasmas, de descender a los infiernos para descubrir la verdad que finalmente libera, implica una madurez y una inteligencia que se escapan del promedio de una sociedad que escoge autoridades impresentables y legisladores chiflados.

Es este entonces el tiempo que nos ha tocado en suerte: morboso y televisivo. Y también baratamente freudiano.

Un tiempo en el que los flashes mediáticos que revelan el error o la debilidad personal, más allá de cualquier utopía sobre la redención personal, se han convertido en armas poderosas para construir el personaje inolvidable o la figura pública que sentimos cercana. En los últimos años, los actores de la política criolla han aprendido de este procedimiento, y no dudan en emplearlo ya con notoria destreza. Es así, por ejemplo, que altas dosis de superficialidad, mezcladas con desubicados ademanes pueriles e imprudentes declaraciones que ponen en entredicho el liderazgo, la solidez de carácter y la altura intelectual de su propio cónyuge, no constituyen elementos de un aparente «magnicidio conyugal», sino que bien pueden ser parte esencial de una estrategia de consolidación del personaje de una primera dama de la República con pretensiones presidenciales.

Por Octavio Vinces

Octavio Vinces
01 de julio del 2014

NOTICIAS RELACIONADAS >

El nuevo rostro de Bolívar

Columnas

El nuevo rostro de Bolívar

Paciencia, sensatez y sentido común, fundamentales en Venezuela   ...

11 de diciembre
Villanos en el campo de juego

Columnas

Villanos en el campo de juego

El gran parecido entre la tolerancia venal de la Conmebol y ciertos ca...

02 de julio
Estirpes, herederos y dinastías republicanas

Columnas

Estirpes, herederos y dinastías republicanas

A propósito de uno de los dudosos legados de los discursos antisistem...

25 de junio

COMENTARIOS