¿Y el agua potable, señores candidatos?

Semanas atrás, Violeta Bermudez, presidente del Consejo de Ministros (PCM), anunció la transferencia de alrededor de S/ 198 millones a la estatal Sedapal, que servirían para garantizar el “abastecimiento y calidad” del agua potable en la ciudad de Lima. Casi ¡S/ 200 millones! para una empresa estatal. 

No obstante, la noticia no queda allí porque al instante la PCM añadió que se han destinado también otros S/ 102 millones para las casi 50 empresas públicas prestadoras de servicio de saneamiento (EPS) en todo el Perú. Esta transferencia de presupuesto, tanto a Sedapal como a las otras empresas estatales de todo el Perú, significa repetir los mismos yerros del estatismo que explica que hoy más del 25% de compatriotas no tenga acceso directo al agua potable. 

La crisis sanitaria originada por la mala gestión de la pandemia ha revelado parte de los yerros en el Estado; entre ellos, la completa ineficiencia para asegurar el acceso del agua potable a todos los peruanos. Hoy, como dijimos líneas arriba, según cifras del propio Ministerio de Vivienda, alrededor de siete millones de personas (el 25% de peruanos) carecen de servicios de agua potable y desagüe. 

Si bien en un contexto crítico como el actual, los S/ 198 millones para Sedapal y los S/ 102 millones para las EPS (que juntas suman S/ 300 millones) servirán para que las familias más pobres tengan acceso gratuito al agua potable, es importante indicar que la distribución en este sector se hace a través de camiones cisternas. 

Es necesario subrayar que si hoy la distribución es gratuita, hasta antes de las medidas de emergencia en los asentamientos humanos se pagaban hasta S/15 por mil litros de agua potable. Es decir, diez veces más que en cualquier barrio mesocrático.

A pesar de la enorme y comprobada ineficiencia y fracaso del Estado para dotar de agua potable a todos los peruanos, en el marco de las elecciones que se vienen, los candidatos presidenciales, de todas las tendencias, soslayan el clamor.  ¿Por qué los candidatos rehúyen este tema, cuando el fracaso estatal es evidente? ¿Por qué en la agenda electoral no se discute permitir la entrada de capitales y de inversión privada en el sector de saneamiento?

El gran problema es que en el Perú no hay un mercado del agua, como sí lo hay en la telefonía y en la electricidad, para poner dos ejemplos. Existe un Decreto Supremo (N°214-2019) que posibilita la entrada del sector privado hasta un 30%, pero solo para la administración, operación y mantenimiento preventivo. De lo que se trata es que el sector privado participe en la construcción, instalación, rehabilitación y ampliación de infraestructura.

Hoy los indicadores son de terror. En el 2019 los gobiernos locales concentraban alrededor de S/1 ,877 millones de inversión para proyectos de agua; sin embargo, se ejecutó solo el 30%. En Piura, por ejemplo, una región afectada por el fenómeno de El Niño, hay diversos proyectos pendientes; como uno en Paita, que debe dar agua potable a siete centros poblados pobres. Sin embargo, está paralizado cuando han pasado más de cuatro años de haberse iniciado la Reconstrucción con Cambios. 

En el debate electoral el sector privado está absolutamente ausente cuando no se puede explicar el progreso económico y social de los últimos 30 años sin la participación de los empresarios de todos los tamaños. Una ausencia mucho más notoria cuando se trata de servicios básicos.