Pueblo y minería aliados contra pandemia del Covid

Días atrás, la empresa minera Gold Fields donó 15 balones de oxígeno medicinal a la Sanidad Policial de Cajamarca, una institución que está en la primera línea de combate contra la pandemia. La entrega se suma a una larga lista de equipos que dicha empresa minera ha realizado en la región cajamarquina.

Para enfrentar la crisis sanitaria, social y económica originada por la pandemia del Covid-19 en la región Cajamarca se ha logrado una alianza sin precedentes entre las empresas mineras, la sociedad, el Estado y las autoridades locales y regionales.  De alguna manera la enorme contribución de las empresas mineras –con equipos, camas UCI, plantas de oxígeno y materiales de bioseguridad, entre otros– permite paliar y enfrentar la crisis aún cuando el Estado, en general, ha demostrado una terrible deficiencia (pese a tener enormes recursos fiscales).

Asimismo, la crisis ha permitido que, por ejemplo, hoy las rondas campesinas y las empresas mineras desarrollen alianzas que antes parecían inviables, por las prédicas antimineras. Vale recordar que, días atrás, Gold Fields donó una planta de oxígeno, diversos equipos y mascarillas a la provincia de Hualgayoc y a las propias rondas campesinas. Una verdadera sorpresa que demuestra los círculos virtuosos que se podrían generar entre la inversión minera y las organizaciones sociales.

La planta de oxígeno que Gold Fields donará tendrá la capacidad de producir 30 m3 de oxígeno por hora, para atender a los pacientes de Covid en toda la provincia de Hualgayoc. Con la producción de esa planta se podrá llenar 504 balones de oxígeno a la semana. Y además de la planta, la mencionada empresa minera donará 15 concentradores de oxígeno medicinal. Igualmente, una semana atrás se conoció que la minera Newmont también había donado, al Hospital Regional Docente de Cajamarca, una planta de oxígeno que produce 30 m3 por hora.

¿Qué hubiese pasado si estas empresas no colaboraran con el Estado? No queremos ni imaginarlo. Es bueno recordar también que en Cajamarca, hasta antes del inicio de la pandemia, había solo una planta de oxígeno, en el Hospital Regional, que producía 15 m3/hora, y solo siete ventiladores. En ese contexto, de no haber sido por la contribución de las empresas  mineras, hoy tendríamos un sistema sanitario regional absolutamente colapsado y la escasez de oxígeno sería más que dramática.

La minería es un eje fundamental en la economía cajamarquina. Pero fue bloqueada por los sectores antimineros, y por eso hoy Cajamarca figura entre las regiones más pobres del país. Con la minería sería, por el contrario, una de las más ricas, con ingresos per cápita similares a los de los países desarrollados. El motivo: el llamado Cinturón de Cobre del Norte (Conga, Galeno, La Granja, Michiquillay, entre otros) tiene la posibilidad de producir más de un millón de toneladas métricas de cobre, que se sumarían a los 2.5 millones que actualmente produce el Perú. En este contexto, el Perú crecería sobre los dos dígitos –pese a la recesión–, la pobreza en el país se reduciría debajo de los 10 puntos y Cajamarca sería una región del primer mundo. Y, por supuesto, los hospitales y la atención de salud serían ejemplos nacionales.

En cualquier caso, que el avance de la pandemia, la gravedad de la recesión y la pérdida de empleo sirvan para reflexionar sobre los círculos virtuosos que se pueden desatar entre la inversión privada, las comunidades y las poblaciones en general. En la tragedia, pues, se conoce la naturaleza de los actores. ¿En dónde está la solidaridad de los sectores antimineros?