En medio de las campañas de desinformación que s...
Gracias a las denuncias del Centro Wiñak nos hemos enterado de un verdadero caballo de Troya que se pretende meter en nuestra debilitada democracia: en el Censo del 2025, el Instituto Nacional de Estadística (INEI) ha excluido de las preguntas a los ciudadanos las categorías de mestizo y blanco, con el objeto de sobrevalorar adrede las percepciones sobre lo indígena. En otras palabras, no obstante que en los últimos censos nacionales dos tercios de los peruanos se identificaron como mestizos, el señor Gaspar Morán Flores, presidente del INEI, ha decidido cargarse esta realidad y pretende convertir al Perú en “una sociedad indígena”, a semejanza del proyecto cultural de Bolivia que ha sumido a ese país en el caos y el atraso.
Si se excluye el concepto de mestizo, ¿cómo se van a autopercibir la mayoría de los encuestados? Indígena, quechua, aymara, pueblo originario de la selva, afrodescendiente, tusán, etcétera. El arroz con mango cultural que pretende desarrollar Gaspar Morán no es una ingenuidad que resulta del desconocimiento, sino que busca cambiar la percepción nacional sobre los procesos sociales y culturales que se desarrollaron durante tres siglos de virreinato y dos siglos de república, con el objeto de avanzar hacia la formación de una república plurinacional en base a las identidades étnicas, culturales e, incluso, sexuales; identidades que buscan reemplazar el sistema de democracia representativa en base al criterio de un ciudadano un voto.
Igualmente la intención del señor Gaspar Morán es detener el capitalismo en el Perú porque pretende consolidar la idea de que las comunidades campesinas –los mayores exponentes del mestizaje nacional– son pueblos originarios. Y a partir de esa definición, se busca sustraer a las comunidades campesinas del marco de la Constitución de 1993 y de las leyes nacionales, y concederles los estatutos especiales del Convenio 169 de la OIT; estatutos que otorgan a las comunidades campesinas niveles de extraterritorialidad, al establecer la consulta previa antes de cualquier inversión, industria y planificación en las zonas andinas del Perú.
Con este tipo de pregunta en censos y encuestas, como los que pretende desarrollar el señor Gaspar Morán, Bolivia se embarcó en un sistema constitucional que establece una república plurinacional de 36 naciones, un muñeco cultural colectivista que solo posibilitó la dictadura del MAS en Bolivia y ha hundido al país altiplánico en la decadencia económica. Con esas mismas aproximaciones, los progresistas y comunistas en Chile, avanzaron hacia la Convención Constituyente y pretendieron establecer una república plurinacional que fue frontalmente rechazada por la abrumadora mayoría de chilenos.
Una de las cosas que más llama la atención es la indolencia de las bancadas democráticas del Legislativo frente a este evidente caballo de Troya que pretende arrimar al Estado de derecho el presidente del INEI. Igualmente llama la atención que en el Ejecutivo no se haya dicho nada frente a las reiteradas denuncias de manipular las preguntas en el Censo de Población con el objeto de sobrevalorar lo indígena. ¿O acaso estamos ante un rezago del programa de Perú Libre que pretendía instalar una constituyente para crear una república plurinacional con equidad de género?
Si más de dos tercios de los peruanos no tenemos el concepto de mestizo en las interrogantes del Censo de Población, ¿con qué identidad nos vamos a vincular? Todo esto se parece a una locura de corte soviético, en las que los burócratas pretendían digitar la identidad y los objetivos de la sociedad.
Por todas estas razones, ¿por qué el gobierno no ha removido de la presidencia del INEI al señor Gaspar Morán? Si el señalado funcionario ha decidido desarrollar su guerra cultural indigenista debería formar su partido o su respectiva oenegé, pero de ninguna manera puede utilizar una entidad del Estado nacional para sus objetivos ideológicos y proselitistas.
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