¡Populistas buscan controlar precios de medicinas!

Uno de los medicamentos claves en todas las fórmulas antivirales empleadas por los médicos para combatir el Covid-19 es la azitromicina, un conocido antibiótico e inmunomodulador que hoy escasea en todas las farmacias del planeta. El Perú, con una pandemia que ya supera a China en número de contagios, no podía ser la excepción. ¿Cómo? La azitromicina en versión genérica a S/ 1.30, unos días atrás, simplemente voló en todas las farmacias: desde los establecimientos de las grandes cadenas, pasando por los miles de pequeñas boticas, hasta los 8,000 establecimientos del Ministerio de Salud (Minsa). En las farmacias privadas, grandes y chicas, solo quedó la azitromicina de marca, que cuesta entre 12 y 14 soles.

Sin embargo, los colectivistas y estatistas de siempre lanzaron una feroz campaña en redes sociales acusando a las grandes cadenas de especular con el precio de este medicamento. Pero lo más grave de todo: el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, se subió a la ola populista afirmando “que sustentará una propuesta normativa para sancionar la especulación en los precios y el acaparamiento de los medicamentos en el contexto de la emergencia por el coronavirus”. Agregó que “se revisará el marco legal de inmediato para regularizar de mejor manera el control de precios, ante el aprovechamiento que se observa en la comercialización de los medicamentos”. 

¿Qué le sucede al señor Zeballos? ¿Hasta cuándo se gobernará de esta manera, buscando el aplauso de las tribunas? ¿Por qué más bien no se preocupa de que los 8,000 establecimientos del Minsa se abastezcan de todos los antivirales y medicamentos contra el Covid-19? Finalmente, ¿no sabe acaso que la Constitución no permite el control de precios? De esta manera la administración Vizcarra, que acaba de decretar el control indirecto de precios en las pensiones de los colegios –obligando a los centros privados a negociar precios con los usuarios mediante la obligación de informar “costos fijos y variables”– comienza a convertirse en un Gobierno que desmonta pilares claves del modelo económico que –hasta antes de la pandemia– había posibilitado reducir la pobreza del 60% de la población a solo 20%, y triplicar el PBI. Gracias a ese modelo el Ejecutivo hoy tiene enormes recursos que no sabe cómo invertir para contener la pandemia y la recesión que se avecina.

En el Perú el precio de las medicinas se rige por las leyes de la oferta y la demanda. Cuando hay mayor demanda de un producto este se acaba y suelen quedar los más caros, los de marca. Es lo que ha sucedido. Las empresas privadas han informado que el stock de cuatro meses de los medicamentos más baratos, vinculados al tratamiento del Covid-19, se ha acabado en apenas un mes y algunos días. Hoy, felizmente, la mayoría de boticas privadas, ya ha repuesto el stock de la azitromicina más barata. El Estado debe hacer lo mismo.

No obstante, queda una enorme preocupación frente a un Ejecutivo que no fue capaz de comprar pruebas moleculares, respiradores ni equipos de protección especial a su debido momento, no obstante que sobraban los recursos para hacerlo. Quedan enormes e inquietantes preguntas frente a la intención de cargar la culpa de los contagios a los miles de peruanos que compran y venden en los diferentes mercados para resolver el sustento de cada día. Y ahora queda la interrogante con respecto a una administración que puede establecer controles de precios en sectores claves de la economía con el objeto de ganar algo de popularidad para la semana. Si lasa cosas siguen así, ¿se preservará el modelo económico que duró tres décadas cuando finalice la pandemia?