Pánico: arma predilecta de antiminero

Radicales desempolvan informe tendencioso para reavivar violencia en Espinar

En nuestro editorial El relato antiminero (1 de junio 2015), advertimos que uno de los ejes de la narrativa antiminera es la interpretación o alteración arbitraria e ideologizada de los criterios científicos. Estos son relativizados para construir las mentiras con que infunden el pánico y movilizan a pueblos enteros en protestas violentas contra los proyectos extractivos. Esta estrategia ha sido usada en Tambogrande, Conga, Quilish,  Bagua, Río, Blanco, Cañariaco, Pichanaki y Tía María. Ahora está siendo retomada en Espinar, para hacerle creer a la gente que la minería causaría cáncer, y truncar así el proyecto Antapacay.

Los antimineros han desempolvado en Espinar un estudio carente de rigor científico, del año 2012, realizado por un equipo del Centro Nacional de Salud Ocupacional y Ambiental (CENSOPA) co-dirigido por el médico Fernando Osores Plenge, conocido por su teoría forzada sobre la presencia supuestamente nociva de metales pesados en las personas (plomo, arsénico, cadmio, mercurio, talio y manganeso). Por supuesto, todo ello ha sido montado para culpar a la minera Tintaya de contaminar las aguas de Espinar.

El estudio tendencioso reportó que se había hallado mercurio en porcentajes 20 veces por encima de lo permisible en muestras de orina tomadas a habitantes de comunidades de Espinar. El documento le llegó a la congresista Verónica Mendoza y al entonces alcalde de Espinar Oscar Mollohuanca, encendiéndose así las violentas protestas del 2012, que dejaron dos muertos. La mesa de diálogo que puso fin a la protesta, acordó hacer nuevos estudios y le encargó esa tarea a la OEFA, la Autoridad Nacional del Agua, el CENSOPA y el INGEMMET. Los nuevos análisis concluyeron de manera categórica que NO había tal contaminación, y ahora Osores Plenge estaría trabajando como asesor de la Municipalidad de Espinar.

El nuevo estudio encontró esos metales en el organismo de los campesinos de Espinar, pero en los niveles normales establecidos por la ciencia médica. Por cierto, el doctor Osores Plenge también participó en estos trabajos y así consta en su hoja de vida profesional publicada en el portal Linked In.

Lamentablemente, la Defensoría del Pueblo del Cusco ha caído en la trampa de los antimineros y, basándose en el estudio licencioso del CENSOPA, está exigiendo asistencia médica a los campesinos de Espinar y que se verifique si la minería es causante de la supuesta contaminación. Según la prensa cusqueña, el Defensor Silvio Campana llegó al extremo de repetir una versión que habla de un falso peligro de cáncer masivo. Si esto fuese cierto sería una enorme irresponsabilidad del funcionario.

El ingeniero Manuel Aguilar Villalobos, master en Ciencias e Ingeniería en los Estados Unidos, ha criticado que se genere pánico de esa manera y ha señalado que esa afirmación carece de base científica porque todas las personas tienen minerales en el organismo ya que se nutren de ellos al consumir alimentos (hierro, cobre, magnesio y otros), o los absorben del ambiente. Por ejemplo, cuando un campesino enciende bosta, leña o ichu para preparar sus alimentos, la combustión emite metales pesados y las personas los absorben. En Lima, la gente tiene cuatro veces más plomo y 50 veces más manganeso en el organismo que los espinarenses, por el ambiente contaminado.

La diferencia entre la salud y la enfermedad está en que dichos metales se mantengan dentro de lo que la ciencia llama los Niveles de Referencia. En el caso de Espinar esos niveles están por debajo de los de Estados Unidos, país líder en protección ambiental. Por lo demás. según la encuesta que hizo el CENSOPA, el 96% de los campesinos de esa provincia se consideran personas sanas, lo cual se refleja en su longevidad, con un promedio de vida de 90 años.

La mayor fuente de contaminación en Espinar, según el mismo estudio, es la planta de tratamiento de agua, en la que se ha hallado abundantes bacterias provenientes de heces humanas. Sin embargo, esto es ocultado por el relato antiminero, que solo quiere culpar a la minería por razones ideológicas.