OEFA: Fortín del ecologismo anticapitalista

El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), del Ministerio del Ambiente, se ha convertido en una verdadera fortaleza del ecologismo anticapitalista que, con el argumento de defender el medio ambiente, levanta una enorme muralla contra las inversiones mineras, de hidrocarburos y de explotación de recursos naturales. Antes de la gestión de Manuel Pulgar Vidal al frente del sector Ambiente, las sanciones de la OEFA eran preventivas; es decir, se planteaban recomendaciones para solucionar problemas. Hoy se impone la multa y luego se busca la solución. Algo más. Durante la era Pulgar Vidal la multas se incrementaron astronómicamente: de 10,000 UIT hoy pueden llegar hasta los 30,000 UIT.

A entender de este portal la voluntad sancionadora del OEFA en contra de la minería juega en pared con el discurso antiminero. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el principal foco de contaminación del Perú está en la irresponsabilidad del Estado en la falta de construcción de sistemas de desagüe y el tratamiento de aguas servidas de las ciudades del país. Este déficit determina que todos los ríos peruanos estén contaminados. Sin embargo el OEFA no dice ni pío y su obsesión contra la minería parece otorgar razón al discurso antiminero que señala que “la minería contamina el agua”, no obstante que solo utiliza el 2% de todo el recurso hídrico nacional.

Todos sabemos que en el OEFA se han instalado funcionarios muy ideologizados en contra de las inversiones y el capitalismo. Y todos sabemos también que, en los últimos tiempos, este organismo ha adquirido más poder como parte de la sobrerregulación general del Estado. Por ejemplo, durante el tiempo de Pulgar Vidal, se modificó la Ley del Medio Ambiente para que, en caso de existir indicios de que una empresa no perteneciera a un estrato (grande, mediana o pequeña), la OEFA interviniera de facto. ¿El OEFA asumiendo funciones de la SUNAT? ¿No era que sus funciones estaban vinculadas a la preservación del medio ambiente?

Esta situación ha determinado que el OEFA desarrolle una verdadera ofensiva en contra de la minería artesanal del Perú, sobre todo en contra de las pequeñas plantas de beneficio que procesan la producción de los pequeños mineros. El OEFA, empoderado en su discrecionalidad, desarrolla una política de sanciones que, en la práctica, busca eliminar la producción artesanal.

La discrecionalidad del OEFA le permite ignorar los requisitos que establece la ley para que una empresa sea considerada dentro de la pequeña minería, e impone sanciones como si se tratase de la gran minería. La ley establece que se considera productor minero artesanal (PMA) al emprendedor que explota hasta 1,000 hectáreas y procesa en planta hasta 25 toneladas diarias. Se considera pequeño productor minero (PPM) al emprendedor que explota hasta 2,000 hectáreas y 350 toneladas de mineral por día. Igualmente se considera mediana minería a la empresa que procesa hasta 5,000 toneladas por día. A partir de esas cantidades se considera gran minería.

Un ejemplo que grafica las enormes diferencias: la gran y mediana minerías procesan tres millones de toneladas por día, mientras que toda la minería artesanal apenas 6,000 toneladas por día. La diferencia es más que evidente e incuestionable. Sin embargo el OEFA, utilizando ese resquicio legal que se armó en la época de Pulgar Vidal, ha decidido que una pequeña planta de beneficio que solo procesa 350 toneladas por día puede ser tratada como una unidad de la gran minería. El objetivo: imponer sanciones y embargos que terminarán quebrando a las pequeñas unidades. ¿Solo estamos ante una reacción ideológica en contra de la pequeña minería? ¿O acaso más allá de la voluntad sancionadora existen otros intereses que deberían investigarse en un país azotado por la metástasis de la corrupción?