Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
No obstante todas las pruebas legales publicadas en los últimos meses, desde los sectores “ambientalistas” de izquierda se continúa la estrategia de convertir a la ciudadana Máxima Acuña de Chaupe en una heroína que no es. ¿Cómo así? Pues resulta que se acaba de anunciar que el “documental” titulado Máxima, lleno de medias verdades y mentiras, se estrenará en las salas de cine de los Estados Unidos. Una confirmación más de que para todas las corrientes comunistas y anti inversión la lucha cultural es un aspecto de primer orden.
¿Por qué se estrena ahora este documental en el país del norte? Por que Máxima Acuña y su defensa legal han interpuesto una demanda contra la empresa minera Newmont en los Estados Unidos. En ese sentido, el estreno del documental no es sino una bien montada estrategia mediática en el marco de la demanda legal contra la empresa minera. No hay puntada sin hilo, como se diría en criollo.
Aquí hemos seguido con atención todas las acciones, estrategias y campañas de Máxima Acuña. Como ya lo hemos informado, la señora Máxima Acuña y su staff de abogados –liderados por la poderosa organización no gubernamental “ambientalista” EarthRights– han interpuesto en los Estados Unidos una demanda contra la empresa minera Newmont –concesionaria del proyecto Conga– por una supuesta campaña de “acoso e intimidación que sufrieron porque se negaron a abandonar sus cultivos para dar paso a una enorme mina de oro”, según consta en el documento elaborado por la defensa legal.
A pesar de haber perdido en sendas instancias en los tribunales de Estados Unidos, la “heroína y defensora ambiental” Máxima Acuña –alentada por movimientos ecologistas de izquierda de todo el planeta– y sus abogados, volvieron a interponer otra medida contra la referida empresa minera.
Como también lo hemos reportado, Máxima Acuña no es propietaria de ese terreno denominado “Tragadero grande”, zona en que la empresa minera Newmont compró a la comunidad de Sorochuco. La señora Acuña ha invadido aquellos terrenos arguyendo que es una víctima del abuso de dicha empresa. Esas informaciones representan una de las grandes fábulas inventadas sobre todo por la ONG Grufides.
De todo lo anterior, podemos asegurar que la proyección del documental en las salas de los Estados Unidos se trata de otro paso de la estrategia de la izquierda peruana de “internacionalizar” la lucha de la supuesta heroína. De alguna manera se busca favorecer a los grandes intereses de traders y especuladores de cobre a nivel planetario, que buscan detener nuevos proyectos mineros para que el precio del metal rojo se dispare, en momentos en que alcanza niveles históricos.
El extremismo ambientalista y las oenegés nacionales e internacionales solo benefician a la especulación y a los intereses contrarios al crecimiento y la reducción de la pobreza. Lo cierto es que la narrativa de la “hija de la laguna” ha logrado paralizar el proyecto Conga, que de haberse ejecutado hoy sería un motor antipobreza y un generador de empleos en Cajamarca, una de las regiones con mayores proyectos mineros.
En cualquier caso, es hora de que los sectores que defienden la inversión y las libertades entiendan la enorme importancia de la lucha cultural en defensa de la economía de mercado.
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