Las regiones del sur en emergencia

Así como sucedió en el 2017 con las regiones del norte, esta vez varias regiones del sur han sido afectadas por las intensas lluvias de los últimos días. En Arequipa los daños son considerables, incluso en el centro de la ciudad. En Tacna un huaico inundó y destruyó asentamientos humanos; en Cusco, el distrito de Santa Teresa ha quedado casi sepultado. Y en Puno las calles principales están inundadas y las vías de los distritos altoandinos de Moquegua están interrumpidas.

Desde este portal hemos señalado en varias ocasiones que el Estado no cumple con su función de prevenir estos desastres, a pesar de que cuenta con el Sistema Nacional de Prevención de Desastres Naturales. Ante cualquier duda, allí está la escasa ejecución de los presupuestos para hacerle frente a los estragos climáticos. Por ejemplo, la ejecución del gasto público en el 2019 para el rubro de Prevención de Desastres de todas las regiones apenas llegó al 53%.

Es un lugar común decir que el Perú, por su geografía y su ubicación, es propenso a los fenómenos climáticos y los desastres naturales. Sin embargo, en los últimos gobiernos nunca ha existido una política de Estado para enfrentar esta situación. En determinados meses del año se repiten las mismas imágenes de destrucción y desamparo de la población, luego de los eventos climáticos. Puede suceder en el norte, en el sur o en la selva, pero el Estado no se da por enterado. La ausencia de una política estatal de prevención de desastres no permite, por ejemplo, establecer coordinaciones eficientes entre los gobiernos central, regional y local; y menos todavía convocar y movilizar al sector privado para enfrentar estas calamidades. Las respuestas estatales solo se producen cuando las desgracias ya se han producido.

El Gobierno Regional de Arequipa solo ha gastado 9% del presupuesto que se le asignó para la construcción, reconstrucción y prevención de El Niño costero del 2017. Es decir, solo gastó S/ 35 millones de los S/ 363 millones asignados. ¿Cómo es esto posible? Sin duda por la irresponsabilidad de sus actuales autoridades. Allí está el gobernador Elmer Cáceres Llica, dedicado solo a oponerse a las inversiones mineras. 

Otro ejemplo de que el Estado está desarmado para enfrentar los fenómenos climáticos es lo que le sucedió al presidente Martín Vizcarra cuando visitaba Tacna. El presidente señaló en una conferencia de prensa que el Ejecutivo evaluaría los daños del huaico que cayó en la ciudad, y los periodistas le increparon que solo se hacían "evaluaciones" y no existían trabajos inmediatos de reconstrucción y recuperación. El jefe de Estado se vio en aprietos.

El Ministerio de Economía y Finanzas acaba de transferir a todos los gobiernos regionales más de S/ 4,000 millones. ¿Cómo se ejecutará el mencionado monto con eficiencia si entre enero y febrero solo se gastó 1.5% de lo asignado? Desde el propio Estado parece no haber salida. Quizá una oportunidad sean los contratos modalidad G2G; es decir, de gobierno a gobierno. Con el Decreto de Urgencia N° 040 se podrá agilizar y aplicar dichos contratos para la construcción de infraestructura de prevención y reconstrucción. Sin embargo, falta mucho porque el proceso para determinar el número de proyectos aún no se termina.

La incapacidad del Estado además ha originado que los privados organizados, por ejemplo, en organizaciones y sociedades, cámaras y asociaciones no participen de manera directa y proactiva en la prevención, en la construcción de infraestructura ni en el diseño de planes integrales, junto a los gobiernos regionales y locales.

Hoy las lluvias castigan a las regiones del sur y la tragedia vuelve a repetirse. ¿Hasta cuándo el Estado seguirá de espaldas a estas tragedias climáticas que afectan sobre todo a los más pobres?