Las comunidades nativas en riesgo

La noticia reciente de que existirían 56 fallecidos en la región Ucayali, todos ellos miembros de las comunidades nativas shipibo-konibas, representa una seria preocupación para todas las autoridades e instituciones nacionales que, de una u otra manera, tienen injerencia rectora en dichas poblaciones a nivel nacional. La pandemia Covid-19 amenaza con extenderse en las comunidades nativas, donde el Estado apenas tiene presencia. Si en las ciudades el sistema hospitalario colapsa, ¿qué puede suceder en las áreas más alejadas del país?

Otro de los grandes problemas de las comunidades nativas es que no se cuenta con datos oficiales sobre el número exacto de su población, de allí que es difícil contar con información precisa sobre los contagios y posibles fallecidos por la pandemia. Si bien, como dijimos líneas arriba, por ejemplo, habría 56 fallecidos solo en Ucayali, no se sabe con exactitud si la cifra es real, y podría haber muchos más. La incertidumbre es tal que –para poner otro ejemplo– los boletines diarios que difunde el Ministerio de Salud (Minsa) no indican el origen étnico de las víctimas del coronavirus. Esta situación acrecienta las interrogantes.

Según algunas instituciones –como la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), en Loreto–, los contagiados nativos podrían ser más de 200. Este número de infecciones genera cierta tranquilidad, considerando la explosión de infecciones en otras áreas del país. De estos contagiados, la mayor parte se centra en las comunidades achuar y kichwa. Si bien los reportes regionales –como en el caso de Loreto– ya incluyen a la población nativa, como dijimos, la información aún es escasa. 

De hecho, el reporte de 200 contagiados nativos en Loreto ocurrió días atrás, y ahora el número debe haber aumentado. Existen otras noticias que alientan el pesimismo y deberían llamar la atención urgente de las autoridades. Por ejemplo, tres días atrás se tomaron pruebas rápidas a 1,300 personas de tres comunidades (Erene, Buen Paraíso y Buen Jardín ) de la etnia ticuna. El resultado: el 70% (es decir, 910 personas) están con Covid-19. Sin duda un dato terrible frente al optimismo de la organización nativa Orpio.

Días atrás también el apu de la comunidad de Pucacuro –en el distrito de Trompeteros, en Loreto– exigió la prueba de descarte de entre 600 y 800 comuneros que tienen síntomas del Covid-19. Hasta hoy no se concreta el pedido, y las autoridades regionales apenas han enviado un lote de mascarillas. En Loreto, en alrededor de 55 comunidades existirían casos sospechosos de Covid-19, que representarían alrededor de 200,000 pobladores en riesgo de contraer la enfermedad.

En este mismo portal revelamos, semanas atrás, que la ideologización extrema que hoy existe en un sector del Ministerio de Cultura había truncado un plan –cuyo presupuesto alcanzaba los S/ 200 millones– para atender a las comunidades nativas. En aquel entonces funcionarios del Ministerio de Cultura exigían a otras instituciones que participen del plan para desarrollar el denominado “enfoque de género”. Inexplicable e inentendible.

La situación parece escaparse de las manos de las autoridades nacionales. Algunas organizaciones afirman que 1,000 comunidades nativas estarían en riesgo y que ya habría más de 5,500 contagiados y 1,300 fallecidos. Sin embargo, dichas cifras todavía no han sido confirmadas por ninguna autoridad o institucional nacional. En caso de que se oficialicen sería un escándalo de tamañas proporciones. El Estado nacional debería ejecutar un plan inmediato para intervenir a las comunidades nativas. En caso contrario, se corre el riesgo de que el virus genere una catástrofe humanitaria.