La reconstrucción del norte no avanza

La reconstrucción del norte del Perú devastado por El Niño costero está retrasada, en momentos en que se acercan las lluvias del verano y se aproximan las elecciones regionales y municipales del 2018. El Estado, entonces, deberá lidiar con las nuevas inclemencias del tiempo y con la impaciencia de la gente que, seguramente, se incrementará en medio de las campañas electorales de los candidatos.

Pero eso no es todo. El atraso en la reconstrucción es un duro golpe para las proyecciones de crecimiento por encima del 4% del PBI para el 2018. Por ejemplo, el Gobierno se ha propuesto incrementar el gasto público por encima del 8% para el 2018, pero solo la inversión en la reconstrucción representa más del 7%. En este contexto, las evaluaciones más pesimistas señalan que el efecto positivo de la reconstrucción en la economía recién se sentiría en el 2018.

Durante la dirección ejecutiva de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARC) de Pablo de la Flor, el plan inicial para la Reconstrucción con Cambios consideró invertir S/ 23,000 millones, presupuesto que sería destinado a la recuperación de la infraestructura, prevención de desastres y capacitación. Sin embargo la realidad en el norte es trágica: las obras no se han concretado, hasta la fecha todo ha sido planeamiento y compra de maquinarias. Los cronogramas no se cumplen y las obras de descolmatación de diques, ríos y cuencas, y de rehabilitación de pistas —que debieron iniciarse en setiembre— son completamente insuficientes.

La descolmatación del río La Leche (Lambayeque), por ejemplo, es el mejor ejemplo: a simple vista el cauce del río no ha sido descolmatado. Además no se ha comenzado a reforestar en las cuencas altas y en las riberas de los ríos, para quitarle velocidad al agua, para que los estragos sean de menor magnitud. Tampoco se enrocan ni enmallan las riberas de los ríos, ni se ven trabajos sostenibles de dragado que puedan impedir desbordes posteriores. Igualmente, después de diez meses de intensas lluvias e inundaciones provocados por El Niño costero, las pistas y carreteras que unen diversos poblados aún no han sido rehabilitadas ni siquiera parcialmente.

En Tumbes, Edgar Quispe Ramón, jefe actual de la ARC, anunció lo que se preveía: que habrá cambios en los planes programados. Las modificaciones están relacionadas con los proyectos que no han contemplado las condiciones climáticas que se avecinan; es decir, aquellas que tienen que ver con la presencia de lluvias en la costa del norte peruano. De acuerdo al Centro de Predicción Climática de la NOAA, del Gobierno de Estados Unidos, existe el 75% de probabilidades que el fenómeno de La Niña se presente el siguiente verano. Pero lo que más preocupa es la demora de los proyectos de saneamiento básico de agua y desagüe por las observaciones que se efectúan a los expedientes técnicos, así como la rehabilitación de colegios, proyectos de agricultura y la construcción de defensas ribereñas.

La situación del sector agrario también es preocupante. Según el Minagri, se han destinado S/ 6,500 millones para las tareas de reconstrucción en las regiones afectadas por El Niño costero, obras que se encuentran atrasadas y que comprenden encauzamientos de ríos y quebradas, infraestructura hidráulica, protección de cuencas y recuperación de áreas de cultivo.

El esfuerzo de la reconstrucción del norte es gigantesco: 5,000 proyectos de infraestructura —que los S/ 23,000 millones programados no cubrirían— para construir y rehabilitar 1,444 colegios, 154 establecimientos de salud, 45,613 viviendas, 2,638 km de carreteras, 7,095 km de caminos y 192 puentes.

No sería nada extraño, pues, que en el norte se acumule una protesta social que, por su magnitud, podría terminar afectando la gobernabilidad, en medio de la delicada situación política. Si bien hay errores acumulados, es hora de poner manos a la obra.