La nueva dialéctica Ejecutivo - Legislativo

El optimismo en las futuras relaciones Ejecutivo - Legislativo es posible porque la guerra que subyacía a todos los conflictos políticos desatados en los dos años de administración PPK ha terminado: hoy no existe un Ejecutivo que pretenda destruir a una mayoría legislativa ni que busque fracturar a los demás partidos del Congreso. Amigo lector, si a usted le parece sesgada esta interpretación, entonces aceptemos todos sus argumentos (desde la sangre en el ojo de Keiko Fujimori hasta el obstruccionismo legislativo), pero agreguemos el hecho de que el Ejecutivo desarrolló una estrategia para dividir partidos y todos concluiremos que el optimismo es posible. La guerra ha terminado.

Si las cosas son así, en el acto se asumirá la consciencia de que los programas en el Ejecutivo y el Legislativo son extremadamente parecidos. Esta especie de reconocimiento será el efecto inmediato del fin de una guerra que era velada por una mayoría mediática. En este contexto, los actores políticos se preguntarán qué están haciendo el Ejecutivo y el Legislativo por sus respectivos programas promercado y proinversión.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que ambos poderes del Estado hayan aceptado la ley sobre “cabeceras de cuenca”, que establece la posibilidad de declarar libres de inversión minera a las áreas por encima de los 3,000 metros sobre el nivel del mar? Si casi todos los proyectos de cobre del Perú están a esa altitud, ¿cómo pasó esa norma de la izquierda parlamentaria antisistema?

Igualmente hoy contemplamos una feroz campaña del ex ministro de Salud, Abel Salinas, y del comunicador Elmer Huertas, quienes presionan al Ejecutivo para que observe el sistema de semáforos para el etiquetado de los alimentos industriales aprobado en el Congreso, mientras proponen un sistema de octógonos que solo se aplica en Chile por imposición de la izquierda mapocha. Pero las presiones se basan en mentiras flagrantes: informan que el Perú se ubica tercero en obesidad en un reciente estudio de la FAO, no obstante que casi la mitad de los niños peruanos padece anemia. Todo es mentira. El estudio de la FAO no dice eso, mientras se calla sobre la anemia de nuestra niñez. Burdas inexactitudes para desarrollar una estrategia anticapitalista contra la industria alimentaria. ¿El Ejecutivo se opondrá a un sistema de etiquetado de alimentos industriales que se aplica en todos los países desarrollados del planeta?

En todo caso, es evidente que las futuras relaciones Ejecutivo - Legislativo no estarán exentas de tensiones. Finalmente, la democracia se inventó para procesar el conflicto. Pero lo que se debe evitar es que la guerra absurda que se desarrolló durante la pasada administración PPK posibilite que prosperen propuestas anticapitalistas, como la ley de cabeceras de cuenca o las campañas de Salinas y Huertas en contra del sistema de semáforos.

Si las cosas avanzan por esa ruta, por ejemplo, no se debe descartar que existan desencuentros Ejecutivo - Legislativo, tal como sucede en cualquier democracia de relativa salud. El Ejecutivo, por ejemplo, estará en pleno derecho a cuestionar la última modificación del Reglamento del Congreso que establece una interpretación sui generis del criterio constitucional sobre “crisis total del Gabinete”, porque tiene mucho que ver con el equilibrio de poderes establecido en la Carta Política.

Más allá de cualquier posible diferencia entre ambos poderes del Estado, los actores políticos deberían asumir la consciencia de que la peor crisis de gobernabilidad que enfrentó esta democracia —que avanza hacia su quinta elección nacional sin interrupciones— ha sido resuelta dentro de los marcos establecidos en la Constitución. No obstante,todos nuestros yerros, un ejemplo democrático para toda la región y que nos señala que el optimismo es absolutamente posible en las nuevas relaciones Ejecutivo - Legislativo.